El derrumbe del consumo interno, la presión de los productos importados y una macroeconomía todavía inestable están causando un fuerte impacto en la industria bonaerense. En distintos puntos de la provincia, empresas de sectores clave avanzan con suspensiones de personal, adelanto de vacaciones, reducción de turnos e incluso cierres de plantas, configurando un escenario que también preocupa en ciudades como La Plata, donde la actividad industrial y comercial depende directamente de estos movimientos.
Uno de los casos más relevantes es el de la multinacional Mondelez, que decidió frenar parcialmente la producción en su planta de General Pacheco, el complejo fabril más grande que tiene en el país. La decisión alcanza a más de 2.300 trabajadores, que recibieron una semana de vacaciones adelantadas sumada a otra semana de licencia extraordinaria. El parate responde a un fuerte sobrestock producto de la caída de las ventas, que afectó especialmente a categorías de consumo masivo como galletitas, chocolates y alfajores.
La empresa, dueña de marcas populares como Oreo, Pepitos, Milka, Terrabusi, Beldent y Clight, reorganizó turnos, redujo relevos y achicó el uso de su capacidad instalada. Según fuentes gremiales, el retroceso anual habría rondado las 15.000 toneladas, incluso en un período estacionalmente alto como las fiestas de fin de año. “El problema es claro: no hay ventas. Los supermercados están trayendo mercadería importada y el consumo no responde. Si esto no se revierte, 2026 pinta muy difícil”, aseguró Jorge Penayo, delegado en la planta de Pacheco, donde el salario promedio ronda los 1,4 millones de pesos.
Alimenticias y textiles, en el centro de la tormenta
La crisis también atravesó a la histórica alimenticia Georgalos, productora del tradicional Mantecol, que implementó suspensiones rotativas para unos 600 empleados en su establecimiento de Victoria, en San Fernando. La modalidad incluye el pago del 80% del salario no remunerativo durante la primera quincena de diciembre. Desde la firma atribuyen la medida a la baja en las ventas y al crecimiento de la competencia de golosinas importadas, fenómeno que se acentuó con la política de apertura comercial.
El sector textil tampoco escapa a la tendencia. En Mar del Plata, Textilana S.A., fabricante de la marca Mauro Sergio, suspendió hasta marzo a 175 trabajadores, que durante ese período percibirán solo el 78% del salario de bolsillo y el aguinaldo en cuotas. El ingreso de ropa importada y el consumo interno deprimido colocaron a la industria local en una situación límite.

Automotrices y cierres
A esta lista se suma el rubro automotor. Días atrás, Peugeot adelantó vacaciones y paralizó su planta de El Palomar por más de cinco semanas, en un contexto donde el patentamiento de autos acumula una caída interanual cercana al 3,6%. Aunque la empresa no difundió un comunicado oficial, la extensión del freno productivo generó dudas sobre el futuro inmediato del empleo en ese establecimiento.
Más dramática fue la decisión de Whirlpool, que cerró su planta de Pilar y despidió a 220 operarios, uno de los casos más resonantes recientes. A este golpe se sumó la textil Hazan Silvia, que bajó definitivamente las persianas en Lanús, dejando a 50 trabajadores sin empleo.
Jugueterías en crisis: un sector desbordado por importaciones y caída del consumo
A pocos días de las Fiestas, se suma otro rubro en estado crítico: la industria del juguete. La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) alertó que atraviesa “uno de los momentos más delicados de las últimas décadas”, afectado por la caída del consumo, cambios demográficos, el avance del juego digital y la apertura importadora.
Desde la Cámara advirtieron que la tasa de fecundidad cayó un 42% desde 2015 —de 2,4 a 1,4 hijos por mujer— reduciendo de manera estructural la población infantil, mientras que los dispositivos electrónicos desplazan el tiempo destinado al juego tradicional.
Además, expresaron preocupación por la venta online de juguetes provenientes del exterior que figuran bajo sistemas de “compra internacional”, algunos con alertas de retiro en Estados Unidos por presencia de metales pesados y sustancias prohibidas, lo que expone a los niños a productos que no pasan controles locales.
Importaciones récord y competencia desigual
Entre enero y octubre de 2025, las importaciones de juguetes alcanzaron US$91,3 millones FOB y 17,5 millones de kilos, con subas del 59,5% en valores y del 94% en volumen interanual. China concentró el 85,7% del valor importado y el 94,4% del volumen, cifras que marcan la mayor dependencia externa de los últimos 20 años.
En apenas un año se pasó de 199 a 530 importadores, mientras el consumo sigue en descenso. El 52% del volumen ingresado corresponde a productos de menos de US$3 por kilo FOB, muchos subfacturados. Sumando juegos de mesa y artículos recreativos, el volumen total trepó a 28,4 millones de kilos, convirtiendo a 2025 en el año de mayor ingreso de juguetes en dos décadas.
La CAIJ denuncia que la competencia con China es estructuralmente desigual por menores costos laborales, energéticos y ambientales, sumados a incentivos a la exportación que distorsionan precios y generan competencia desleal.
Comercios al límite y fábricas paradas
Según la Cámara, 6 de cada 10 máquinas están frenadas en la industria, mientras que la baja arancelaria aplicada no se trasladó a precios: “El arancel cayó 15% pero los juguetes importados no bajaron”, explicó el titular de la entidad, Matías Furió.
El sector enfrenta:
- Ventas estancadas.
- Sobreoferta por stocks acumulados.
- Ingreso masivo de importadores.
- Jugueterías con márgenes negativos por tarifas altas y competencia online.
- Empresas que toman crédito para pagar sueldos, no para invertir.
Ya se registraron cierres de locales históricos como Rossier (Escobar), Halago’s (Quilmes) y Lilián (Trelew), esta última con casi cinco décadas de trayectoria. “Pasamos días sin abrir la caja”, confesó su propietaria.
Consumo débil: tickets a la baja
El poder adquisitivo también se refleja en la forma de compra:
- Ticket promedio en comercios de barrio: $22.000.
- Ticket promedio en grandes cadenas: $49.000 (con más del 90% de productos importados).
- Ticket medio general: $35.000.
- 85% de las operaciones se realizan con tarjeta de crédito, señal de un consumo cada vez más financiado.
El reclamo Pyme llega hasta la Casa Rosada
En medio de este escenario, el malestar empresario quedó expuesto públicamente a partir de los mensajes que la dueña de la firma láctea bonaerense Luz Azul, Gabriela Benac, mantuvo con el presidente Javier Milei. La empresaria reveló que le pidió al mandatario que deje de enfocarse exclusivamente en la macroeconomía y atienda la realidad cotidiana de las PyMEs.
“Tenemos que hablarle a los emprendedores y a los que trabajamos todos los días, no solo a los economistas”, sostuvo Benac, quien si bien expresó su apoyo al rumbo general del Gobierno, cuestionó la falta de políticas específicas para sostener a las pequeñas y medianas empresas, que son las primeras en sentir la caída del consumo y la presión financiera.
Diagnóstico industrial: la recesión sigue firme
Los datos del último relevamiento de la Unión Industrial Argentina (UIA) confirman que la crisis es estructural. El 40,3% de las empresas redujo su nivel de producción respecto al tercer trimestre, mientras solo el 21,3% logró incrementarlo. El Monitor de Desempeño Industrial se ubicó en 43,8 puntos, lejos del umbral de expansión, marcando una etapa de contracción prolongada.

Las ventas internas cayeron en casi la mitad de las firmas, mientras que también bajaron las exportaciones. En términos laborales, el 21% de las compañías redujo personal, otro 23,5% ajustó turnos y 7,7% recurrió a suspensiones por menor actividad.

Los sectores más golpeados son textiles, metalurgia y manufactura liviana, todos altamente dependientes del mercado interno, muy presentes en la economía bonaerense y con impacto indirecto en ciudades como La Plata, donde el circuito comercial, logístico y de servicios se ve atravesado por estas decisiones.
Entre la preocupación y una esperanza condicionada
Aunque el presente es complejo, la última encuesta empresarial de Vistage Argentina muestra un optimismo moderado: el 51% de los CEOs espera aumentar sus ventas en 2026, aunque un 40% cree que la rentabilidad seguirá cayendo. La incertidumbre económica aparece como el principal problema para el 37% de los empresarios, seguida por los altos costos y las dificultades financieras.

La inflación proyectada ronda el 41% anual, mientras el dólar oficial podría cerrar el año cerca de los 1.620 pesos, variables que siguen condicionando cualquier plan de inversión.

2026: un año decisivo
El panorama industrial bonaerense deja un diagnóstico claro: producción, consumo, empleo y rentabilidad continúan en retroceso. Si bien algunas expectativas mejoraron tras la baja de tasas y la calma financiera posterior a las elecciones, la recuperación real dependerá de que el consumo vuelva a ponerse en marcha y de que las PyMEs logren sobrevivir a una etapa de ajuste prolongado.
Para ciudades como La Plata, donde el tejido productivo está compuesto mayormente por pequeñas empresas, comercios e industrias de servicios, la evolución del consumo será clave: de ella dependen tanto la recuperación del empleo como la estabilidad económica local.


