En un país donde la economía parece ser el eterno protagonista de la agenda pública, los datos de la última encuesta nacional de Zuban Córdoba pintan un panorama desolador que resuena en el bolsillo de los argentinos. La frase de Bill Clinton, «es la economía, estúpido», nunca había sonado tan vigente en Argentina, donde la crisis de ingresos, el miedo al desempleo y la percepción de una creciente desigualdad social están marcando el pulso del descontento popular.
El informe, basado en un módulo económico de alcance nacional, revela que el 65% de los argentinos siente que su situación económica personal empeoró en los últimos seis meses. Más alarmante aún, el 54.2% afirma que sus ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas, un dato que refleja la crudeza de una crisis que golpea especialmente a las clases medias y bajas. En un contexto donde más del 50% teme perder su empleo o ingresos debido a las políticas del gobierno de Javier Milei, la incertidumbre económica se ha convertido en el principal termómetro del malestar social.
Además, el 63.7% de los encuestados asegura que cada vez les cuesta más llegar a fin de mes, una percepción que se acentúa entre los jóvenes de 16 a 30 años, donde el 56.7% no logra cubrir sus gastos mensuales sin problemas. Este grupo etario, clave en el tejido social y laboral, parece ser uno de los más afectados por la falta de recuperación económica.
La desigualdad como herida abierta
La encuesta también pone en el centro un tema candente: la desigualdad social. El 64.8% de los argentinos cree que el gobierno de Milei está profundizando las brechas sociales, una percepción que erosiona el relato del «ajuste virtuoso» que el oficialismo ha intentado sostener. Este sentimiento, combinado con la falta de mejoras palpables en los ingresos, está generando un caldo de cultivo para el descontento. No es casualidad que el 58.3% considere probable que el malestar económico derive en protestas sociales o cacerolazos, tanto en las calles como en las redes sociales, canales que han amplificado las voces disidentes en los últimos años.
La inflación, aunque en descenso, no parece ser suficiente para calmar las aguas. Como señala el informe, «la baja de la inflación es una condición necesaria, pero no suficiente» para evaluar la performance del gobierno. Los argentinos, agotados por años de estancamiento económico, comienzan a priorizar la recuperación de sus ingresos por sobre cualquier otra variable.
La oposición en la encrucijada
El descontento económico no solo afecta la aprobación del gobierno, sino que también plantea un desafío para la oposición. Los datos muestran una clara división entre los votantes de Milei y los opositores. Mientras que los primeros sugieren que la oposición debería «buscar consensos y aportar a buenas políticas» (prioridad para el 20.8%), «esperar las próximas elecciones sin confrontar» o «negociar acuerdos puntuales», los votantes opositores apuestan por una estrategia más combativa: el 39.1% cree que la oposición debería unirse para enfrentar a Milei en las elecciones de octubre, el 28.4% pide radicalizar la crítica y la movilización callejera, y un 9.2% aboga por renovar liderazgos.
Esta fragmentación plantea un dilema estratégico: ¿debería la oposición capitalizar el malestar económico con una postura más agresiva, o buscar acuerdos que proyecten estabilidad? La respuesta no es sencilla, pero el informe deja claro que la economía será el factor determinante en la potencialidad electoral de ambos bandos.
¿Hacia un frente común opositor?
Un dato clave surge al analizar la disposición de los argentinos a apoyar un frente opositor unificado. La encuesta pregunta: «Si la oposición presentara un frente común para poner límites reales al gobierno de Milei, ¿qué tan probable sería que lo apoyes?». Aunque los resultados detallados no se especifican en el documento, la sola inclusión de esta pregunta sugiere que la idea de una coalición opositora está ganando terreno, especialmente entre aquellos desencantados con las políticas actuales.
Diplomacia y economía: un bonus track
El informe también incluye un apartado sobre la percepción de las relaciones diplomáticas, un tema que, aunque secundario frente a la crisis económica, no pasa desapercibido. Las declaraciones del nuevo embajador de Estados Unidos han generado interés, y los datos sugieren que los argentinos valoran las buenas relaciones con ciertos países clave, aunque el documento no detalla cuáles. Este punto, aunque marginal en el contexto del informe, podría ser un factor a considerar en el futuro, especialmente si la economía continúa siendo el epicentro de las preocupaciones.
El pulso de un país en crisis
La encuesta de Zuban Córdoba no solo refleja números, sino el estado de ánimo de una sociedad agotada por las promesas incumplidas y la falta de recuperación económica. La economía, como señala el informe, no es solo un factor: es EL factor que define la gobernabilidad y el futuro político de Argentina. Con un 64.8% que percibe un aumento de la desigualdad y un 58.3% que ve probable un estallido social, el gobierno de Milei enfrenta un desafío titánico para revertir estas percepciones antes de las elecciones de octubre.
En un país donde la economía es el termómetro del descontento, los datos de Zuban Córdoba son un llamado de atención. La oposición, por su parte, tiene la oportunidad de capitalizar este malestar, pero deberá encontrar un equilibrio entre la confrontación y la propuesta constructiva. Mientras tanto, los argentinos siguen esperando un cambio urgente que les permita, al menos, llegar a fin de mes sin angustia.