Tras un mes marcado por escándalos, turbulencias económicas y derrotas legislativas, el gobierno de Javier Milei llega a las elecciones bonaerenses en estado de alerta. La narrativa del “empate técnico” busca movilizar a un electorado apático, mientras La Libertad Avanza enfrenta su primer gran desafío territorial desde la victoria porteña de mayo.
Agosto fue un mes de quiebre para el oficialismo. Lo que comenzó con la expectativa de consolidar poder tras el triunfo en la Ciudad de Buenos Aires, terminó en una sucesión de golpes que desdibujaron la imagen de fortaleza que La Libertad Avanza proyectaba.
La corrida cambiaria, la suba abrupta de tasas de interés y el escándalo por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) sacudieron los cimientos del relato libertario. A esto se sumaron traspiés parlamentarios que dejaron al oficialismo sin capacidad de imponer agenda legislativa.
Una elección que se juega más en la calle que en las urnas
La elección bonaerense de este domingo 7 de septiembre se presenta como una batalla de movilización más que de convicción. Con un 40% del electorado admitiendo desinterés por votar, el desafío del mileísmo es lograr que sus simpatizantes lleguen al cuarto oscuro.
La estrategia del “empate técnico”, repetida por el Presidente en el cierre de campaña en Moreno, busca instalar la idea de que cada voto puede definir el resultado. Pero el desgaste acumulado y la falta de figuras fuertes en las boletas provinciales complican el panorama.
El mapa electoral: entre la apatía y el voto castigo
Las encuestas muestran una tendencia declinante para La Libertad Avanza, que pasó de liderar con comodidad a quedar detrás de Fuerza Patria por 1,3 puntos. Aunque la diferencia está dentro del margen de error, el cambio de tendencia es simbólicamente potente.
La fragmentación territorial, con ocho secciones electorales y candidatos poco conocidos, refuerza la incertidumbre. En el Conurbano, bastión histórico del peronismo, el oficialismo enfrenta su mayor desafío. En el interior, la competencia con fuerzas locales como “Somos Buenos Aires” y “Hechos” suma presión.
¿Final abierto o principio del fin?
El resultado de mañana no solo definirá bancas provinciales: será leído como un plebiscito sobre la gestión nacional. En La Plata, el búnker de La Libertad Avanza se prepara para cualquier escenario: festejo, derrota o empate.
La reacción oficial será clave para el mercado financiero, que sigue de cerca cada movimiento político. Con el dólar rozando los $1.400 y el riesgo país por encima de los 900 puntos, cualquier señal de debilidad puede tener consecuencias inmediatas.