El último informe de la consultora Giacobbe muestra un escenario político polarizado y una ciudadanía que, lejos de alinearse completamente con algún espacio, expresa hartazgo, decepción y desconfianza. La encuesta, realizada entre el 25 y el 29 de abril a nivel nacional y entre el 16 y el 21 en la provincia de Buenos Aires, expone datos clave que impactan de lleno en el tablero político local y podrían tener fuerte repercusión en distritos como La Plata.
Javier Milei: aprobación en retroceso y un techo cada vez más bajo
La imagen del presidente Javier Milei vuelve a estar bajo presión: 59,1% de imagen negativa contra un 30,6% positiva a nivel nacional, con apenas un 8% de imagen regular. El desgaste es notorio, sobre todo si se lo compara con los primeros meses de gestión. Aunque mantiene un núcleo duro de apoyo, crece el rechazo en amplios sectores sociales que comienzan a sentir el impacto del ajuste económico sin mejoras visibles en su calidad de vida.
En ese contexto, el oficialismo nacional pierde iniciativa y la “libertad” prometida en campaña se percibe cada vez más como una idea abstracta, alejada de los problemas concretos de la población. La pregunta ya no es si Milei conserva apoyo, sino cuánto puede resistir con esta tendencia descendente.
Kicillof, entre el desgaste y la resistencia
El gobernador Axel Kicillof no escapa a la desconfianza general: en territorio bonaerense, un 52,7% califica su gestión en infraestructura como “mala”, frente a un 38,6% que la considera “buena”. El impacto de estas percepciones es relevante para los intendentes, en especial en el conurbano y distritos grandes como La Plata, donde la obra pública, la situación de las pymes y el empleo son temas centrales en la agenda vecinal.
Respecto a su relación con el sector productivo, los números muestran una grieta: el 40,7% de los encuestados cree que sus políticas perjudican a las pymes, mientras que el 39,6% considera que las favorecen. Esta polarización refleja la tensión entre el discurso oficial y la realidad económica, sobre todo en rubros que dependen del consumo interno.
Los dirigentes de la Provincia: pocos salvan la ropa
La imagen de los principales dirigentes bonaerenses tampoco arroja buenos resultados. Fernando Espinoza (La Matanza) y Mayra Mendoza (Quilmes) concentran altos niveles de rechazo, con un 54,9% y 51% de imagen negativa respectivamente. En tanto, Victoria Tolosa Paz —referente clave en La Plata— no logra revertir su mala imagen: 46,6% negativa y apenas un 21% positiva.
En el sector libertario, José Luis Espert y Cristian Ritondo obtienen cifras más balanceadas, aunque sin capitalizar ampliamente la caída del oficialismo provincial. Ritondo alcanza un 28,7% de imagen positiva y Espert, un 37,6%, pero sus niveles de desconocimiento siguen siendo altos, lo que limita su proyección.
Intención de voto: paridad incómoda
Frente a las elecciones de 2025, la intención de voto en la provincia está fragmentada: La Libertad Avanza lidera con un 39,8%, seguida del kirchnerismo/peronismo con el 35,2%. El resto de los espacios —PRO, UCR, izquierda y peronismo no K— apenas suman entre todos poco más del 20%.
Este escenario confirma que el oficialismo bonaerense, si bien aún conserva un piso sólido, tiene serias dificultades para romper el techo que lo aleje del riesgo electoral. La competencia será reñida y todo indica que se definirá en los márgenes: cada distrito, incluida La Plata, será clave para inclinar la balanza.
Inflación y malestar social: el telón de fondo
Un dato que atraviesa todo el informe es la percepción sobre la inflación. El 41,5% de los encuestados cree que los precios volverán a acelerarse (por encima del 4% mensual), mientras que solo el 21,2% cree que bajarán a niveles cercanos al 1%. Esta expectativa negativa condiciona cualquier discurso triunfalista y refleja que, más allá de las promesas, la ciudadanía sigue viviendo con incertidumbre.
En ese contexto, la polarización ya no se explica únicamente por adhesiones ideológicas, sino por la falta de opciones políticas con credibilidad. Para La Plata y el resto del conurbano, esto implica una sociedad fragmentada, exigente y poco tolerante con la ineficiencia.
El informe de Giacobbe deja al descubierto un escenario volátil, donde tanto Milei como Kicillof enfrentan serios desafíos para sostener su legitimidad. El descreimiento atraviesa partidos y figuras, y la ciudadanía exige resultados concretos. Para la dirigencia local —en especial en ciudades como La Plata—, la clave será interpretar este malestar con propuestas viables que puedan materializarse en el corto plazo. El electorado ya no espera discursos: espera soluciones.