Lunes 15 de diciembre de 2025
Lunes 15 de diciembre de 2025
loader-image
temperature icon 17°C

La inflación volvió a tomar impulso: noviembre cerró con 2,5% pese a la recesión y al atraso del dólar

La inflación nacional volvió a moverse hacia arriba en noviembre y alcanzó el 2,5%, el registro más alto desde abril. El dato no sólo complica las metas del gobierno de Javier Milei —que insiste en llevar la suba de precios por debajo del 1% mensual— sino que muestra una tendencia que se viene repitiendo desde mitad de año, aun con una actividad económica castigada por la recesión y la caída del consumo.

A esta altura, la dinámica resulta elocuente: 1,5% en mayo, 1,6% en junio, 1,9% en julio y agosto, 2,1% en septiembre y 2,3% en octubre. Lejos de una desinflación sostenida, el IPC se recalienta en un escenario donde el dólar oficial está virtualmente planchado y la demanda interna sigue en retroceso.

Para los hogares de La Plata y el Gran La Plata —especialmente los de ingresos medios y bajos— esta trayectoria se acentúa en el rubro más sensible: los alimentos.

Los factores que empujaron el índice

Según el Indec, los mayores aumentos se concentraron en Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que avanzó 3,4%, seguido por Transporte, con 3%. Muy cerca quedó Alimentos y bebidas no alcohólicas, con una suba del 2,8% a nivel nacional.

Dentro de este rubro, se destacaron los incrementos en carnes, con variaciones superiores al 6% en la mayoría de las regiones, y en frutas, que treparon entre 7% y 13%. Para muchas familias platenses, la mesa cotidiana volvió a encarecerse en un contexto de bolsillos debilitados y ventas minoristas que siguen cayendo.

La situación es más crítica cuando se observa la Canasta Básica Alimentaria, que define la línea de indigencia: aumentó 4,1%, el mayor salto desde marzo. Es decir, los productos esenciales para la subsistencia suben bastante más que el promedio general.

Inflación núcleo y precios regulados: señales que preocupan

Otro indicador que encendió alarmas es la inflación núcleo, que excluye precios regulados y estacionales. En noviembre subió 2,6%, por encima del promedio de los meses previos (2,1%). Para los economistas, este repunte muestra que el “corazón” del proceso inflacionario no afloja.

A esto se suman los precios regulados, que avanzaron 2,9% por los ajustes en tarifas de luz y gas y aumentos en el transporte, especialmente en el AMBA. En La Plata, el costo del transporte público y los servicios domiciliarios también presionará sobre el índice en los próximos meses, dada la necesidad del Gobierno de retomar la actualización de subsidios que exige el FMI.

La combinación de tarifas, dólar quieto y salarios deteriorados explica buena parte del freno en la desinflación. Como señaló la economista Florencia Iragui (LCG), las segundas vueltas de los aumentos regulados operan como un piso que empuja los precios hacia arriba.

Una economía que no crece pero no deja de subir precios

El contraste más llamativo es que los precios continúan en alza mientras la recesión se profundiza: ventas minoristas en retroceso, pérdida de empleos y salarios que no recuperan terreno.

En los comercios de la región, la caída del consumo supera ampliamente los dos dígitos, pero aun así los precios no encuentran freno. CABA y Córdoba habían anticipado esta dinámica con índices cercanos al 2,4%.

Hernán Letcher, del CEPA, apuntó que el Gobierno sigue sosteniendo como anclas el tipo de cambio y la caída del salario, pese al discurso que responsabiliza a la emisión por la inflación. Es una tensión que ya empieza a sentirse en el humor económico de las clases medias urbanas.

El espejo chileno y las comparaciones incómodas

Algunos economistas trazan paralelos entre Argentina y el Chile de los “Chicago Boys” de fines de los ’70: programas ortodoxos que intentaron disciplinar precios mediante contracción monetaria y apertura comercial, pero chocaron contra una economía indexada y fuerte atraso tarifario.

La historia terminó con una crisis que obligó a Pinochet a cambiar a su equipo económico en 1982.

El plan Milei-Caputo enfrenta un dilema parecido. La contracción del gasto y de la masa monetaria redujo la inflación desde los picos de 2023, pero el proceso parece encontrar un límite: los aumentos mensuales no perforan el piso de 2%. Persisten distorsiones y precios relativos atrasados que el mercado no corrige por sí solo.

Qué puede pasar en diciembre y en 2026

El último Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central anticipa un 2,1% para diciembre. Para 2026 se proyectan registros entre 1,9% y 1,5% mensual, aunque analistas reconocen que las presiones por tarifas y combustibles complicarán ese objetivo.

Los segmentos con mayor atraso —energía eléctrica y gas, transporte, telefonía e internet y combustibles— muestran rezagos de entre 20% y 40%, según la consultora Invecq. Ese “salón de espera” de aumentos pendientes será un factor clave en la dinámica inflacionaria del próximo año.

Luego de imponerse ampliamente en las elecciones legislativas, el Gobierno habilitó nuevos aumentos de servicios públicos y oficializó un esquema de subsidios para 2026. La incógnita es si este reordenamiento logrará estabilizar la estructura tarifaria o si volverá a empujar un índice que insiste en no bajar.

Scroll al inicio