Este lunes, la Cámara de Diputados bonaerense tratará el proyecto que suspende las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en la provincia de Buenos Aires, en el marco de un acuerdo político que incluye tanto al oficialismo como a sectores de la oposición. La iniciativa ya cuenta con media sanción del Senado y, de aprobarse, reconfigurará por completo el calendario electoral provincial.
El debate no llega solo. Al día siguiente, el martes, comenzarán las negociaciones para modificar los plazos establecidos por la antigua ley electoral provincial 5.109, que se activa automáticamente si no hay primarias. Esa norma, sancionada en 1946 —cuando Buenos Aires tenía menos de un millón de electores—, fija apenas diez días entre el cierre de listas y la presentación de boletas, un margen que hoy la Junta Electoral considera inviable frente a un padrón de más de 13 millones de votantes.
En las últimas semanas, la interna entre el sector que responde a Axel Kicillof y La Cámpora, sumada al desgaste de la relación entre el Ejecutivo provincial y la oposición, dificultó los consensos. De hecho, el intento de votación fracasó el miércoles pasado. Pero el jueves, finalmente, se logró destrabar la discusión y se fijó la sesión para este lunes. Para avanzar, el proyecto necesita una mayoría especial de dos tercios, por lo que fue clave sumar al bloque opositor.
La discusión de fondo no es solo técnica. La oposición quiere explicaciones claras sobre por qué la Junta Electoral no puede cumplir con los plazos fijados por ley, incluso con el apoyo de tecnología actual. “No vamos a acatar cambios sin fundamentos sólidos”, señalan desde Juntos por el Cambio. El malestar arrastra antecedentes: meses atrás, cuando se propuso citar a funcionarios del Ejecutivo a la comisión de Reforma Política, el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, desestimó el planteo con desdén. “Al circo sólo voy los domingos con mi ahijado”, lanzó, negándose a asistir.
El trasfondo político es evidente: sin PASO y con elecciones provinciales desdobladas, el Ejecutivo de Kicillof intenta ganar margen de maniobra. Sin embargo, la falta de planificación generó fuertes reproches, incluso dentro del peronismo. “Si el gobernador tenía decidido desdoblar, debió prever todo esto”, cuestionó un legislador de Unión por la Patria. La falta de coordinación con la Junta Electoral y la Legislatura se convirtió en un punto de fricción que promete seguir escalando.
Mientras tanto, la Junta Electoral —que nunca organizó una elección completa por fuera del esquema nacional— arrancó su tarea con señales de desorden. A través de notas enviadas a Verónica Magario y Alexis Guerrera, autoridades de ambas cámaras, el organismo pidió formalmente que se revisen los plazos actuales. Llamativamente, las cartas no fueron firmadas por su presidenta, la jueza Hilda Kogan, sino por un secretario de Actuación, lo que despertó suspicacias entre varios legisladores.
El debate sobre el calendario electoral bonaerense se vuelve así un nuevo capítulo en la pulseada por el control político de la provincia, con impacto directo en la estrategia del oficialismo y la oposición para 2025. La definición no solo marcará el ritmo de la campaña, sino también la capacidad de gestión de una Junta Electoral que se estrena en medio de tensiones y cuestionamientos.