Viernes 6 de junio de 2025
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Mayra Mendoza asegura que Cristina Kirchner llamó a Kicillof, pero el entorno del Gobernador lo desmiente

Mayra Mendoza aseguró que Cristina Kirchner llamó a Axel Kicillof para calmar la interna peronista, pero el entorno del Gobernador lo niega. ¿Es el fin de la unidad o una jugada electoral? La tensión crece a meses de las elecciones.

La intendenta de Quilmes y figura clave de La Cámpora, Mayra Mendoza, arrojó un nuevo capítulo a la creciente tensión en la interna del peronismo bonaerense al afirmar que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner habría intentado comunicarse, o lo hará en el transcurso de este martes, con el gobernador Axel Kicillof.

Sin embargo, desde el entorno de Kicillof niegan categóricamente cualquier contacto reciente, evidenciando la fractura que atraviesa el Partido Justicialista (PJ) en la provincia de Buenos Aires de cara a las elecciones legislativas de septiembre.

En declaraciones al canal de streaming Gelatina, Mendoza aseguró: “Ella siempre busca hablar con Axel. De hecho, si no lo llamó y no hablaron, sé que seguramente se está dando durante el día de hoy. Cristina no tiene ningún problema, al contrario, de llamarlo a Axel. O lo hizo, o lo hará durante el día de hoy”. Estas palabras, que resonaron con fuerza en el ecosistema político, refuerzan la narrativa del cristinismo, que insiste en proyectar una imagen de unidad a pesar de las profundas diferencias con el sector liderado por Kicillof.

Un desdoblamiento que abrió la grieta

El conflicto entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof se intensificó tras la decisión del gobernador de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales, fijándolas para el 7 de septiembre. Esta movida, que el kirchnerismo interpretó como un intento de Kicillof de consolidar su liderazgo y desafiar la hegemonía de Cristina, desató una serie de cruces públicos y privados. Desde La Cámpora, liderada por Máximo Kirchner, se acusa al gobernador de fracturar el peronismo, mientras que el entorno de Kicillof sostiene que el desdoblamiento responde a una estrategia para fortalecer la identidad bonaerense frente al gobierno de Javier Milei.

Mendoza, alineada incondicionalmente con Cristina, ha sido una de las voces más críticas. En recientes declaraciones, calificó el desdoblamiento como “una cuestión de egos” y señaló que no es “algo acertado”, abogando por una estrategia electoral unificada para enfrentar al oficialismo nacional. “Con el gobernador sí hay conversaciones”, afirmó, intentando suavizar la narrativa de ruptura, aunque sus palabras contrastan con la falta de diálogo confirmada por fuentes cercanas a Kicillof, quienes aseguran que no ha habido contacto directo entre el gobernador y la expresidenta en los últimos cinco meses.

El cristinismo activa el “operativo clamor”

Mientras la interna se agudiza, La Cámpora impulsa con fuerza la candidatura de Cristina Kirchner como legisladora por la tercera sección electoral, un bastión peronista clave. Mendoza, junto a Máximo Kirchner, ha liderado actos en Quilmes con carteles de “Cristina 2025”, reforzando el mensaje de que la expresidenta sigue siendo la figura central del espacio. “Es una evidencia de la voluntad que tiene de volver a representar”, señaló Mendoza, destacando el peso electoral de Cristina en la región.

Sin embargo, la jugada de Kicillof de adelantar los comicios y suspender las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) generó malestar en el cristinismo, que ve en estas decisiones un intento de limitar su influencia en la conformación de listas. El rechazo de legisladores alineados con Máximo Kirchner a modificar los plazos para presentar candidaturas, como pidió Kicillof, expuso aún más las tensiones. “No se puede tolerar que nosotros, que somos oficialismo, pongamos palos en la rueda”, disparó la diputada Susana González, del sector kicillofista, en plena sesión legislativa.

Diferencias irreconciliables o tregua táctica?

El peronismo bonaerense se encuentra en una encrucijada. Por un lado, Cristina Kirchner y La Cámpora insisten en la unidad como bandera, pero sus movimientos sugieren una estrategia para recuperar terreno frente a un Kicillof que busca emanciparse de la tutela kirchnerista. Por otro, el gobernador, respaldado por 44 intendentes de municipios populosos como La Matanza y Berazategui, defiende su autonomía y apunta a consolidar su liderazgo con el Movimiento Derecho al Futuro, su propio espacio político.

En este contexto, las palabras de Mendoza sobre un supuesto contacto entre Cristina y Kicillof intentan proyectar un esfuerzo de diálogo, pero la negativa del entorno del gobernador a confirmar dicha comunicación sugiere que la desconfianza sigue siendo la tónica dominante. “El único adversario es Milei. Y está afuera, no adentro”, afirmó Kicillof en un reciente acto en La Plata, en un mensaje que buscó desviar el foco de la interna, aunque sin convencer a los sectores cristinistas.

Un futuro incierto para el peronismo

A medida que se acercan las elecciones, el peronismo bonaerense enfrenta el desafío de evitar una ruptura definitiva que debilite sus chances frente a un gobierno nacional que capitaliza las divisiones opositoras. La candidatura de Cristina, si se concreta, podría galvanizar al electorado kirchnerista, pero también profundizar la fractura con Kicillof, quien apuesta a un perfil más moderado para captar a los “desmoralizados” y competir con Milei en 2025.

Mientras tanto, la interna sigue sumando capítulos. La acusación de La Cámpora contra el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, aliado de Kicillof, por impedir la pegatina de carteles de Cristina, y los roces por obras financiadas por la provincia pero celebradas como propias por el cristinismo en Quilmes, son solo algunas de las chispas que alimentan el fuego.

En un peronismo donde las lealtades se miden en batallas electorales y las treguas son tácticas, la pregunta no es solo si Cristina llamó o llamará a Kicillof, sino si ambos líderes podrán encontrar un terreno común antes de que la fractura sea irreversible. Por ahora, la unidad parece más un discurso que una realidad.

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