El presidente Javier Milei recurrió este lunes a la cadena nacional para anunciar que el Presupuesto 2026 incluirá incrementos en jubilaciones, educación, salud y pensiones por discapacidad, todos por encima de la inflación proyectada. El giro sorprendió no solo porque días atrás vetó en el Congreso proyectos que disponían esas mismas partidas, sino también porque evidencia un cambio en el tono y la estrategia comunicacional del Gobierno tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires.
En un discurso de 15 minutos, Milei aseguró que “lo peor ya pasó” y adelantó que el presupuesto contempla 4,8 billones de pesos para universidades nacionales, un aumento del 5% en jubilaciones y pensiones por discapacidad, y un 17% en salud, todas cifras que —según el oficialismo— se ubicarán por encima de la inflación. Para la educación en general, sostuvo que habrá un incremento del 8% real.
La paradoja no pasó desapercibida: hace apenas una semana, el presidente justificó sus vetos al financiamiento universitario y a la emergencia pediátrica por el Garrahan en nombre del equilibrio fiscal, el mismo que ahora asegura mantener pese a anunciar mayores partidas. “El superávit fiscal o, en el peor de los casos, el equilibrio, seguirá siendo la piedra angular de nuestra gestión”, afirmó.
El cambio de tono y la mano de Caputo
El viraje discursivo estuvo guionado por su asesor Santiago Caputo, quien buscó darle al Presidente un registro más “popular” y menos confrontativo. No hubo gritos ni descalificaciones, un rasgo que marcó la diferencia con las habituales intervenciones públicas de Milei. Tampoco terminó con su clásico “Viva la libertad, carajo”, un gesto que en la Casa Rosada fue interpretado como parte de una estrategia de moderación.
Según fuentes cercanas, la intención fue recuperar al Milei del ballotage, aquel que buscaba seducir al electorado más amplio y no solo a sus bases más radicalizadas. En ese marco, el presidente habló de consensos y se mostró dispuesto a trabajar “codo a codo con gobernadores, diputados y senadores que quieren una Argentina distinta”.
Presupuesto 2026: la letra chica que preocupa
Más allá de los anuncios, al analizar el proyecto surgen contradicciones. Se elimina la meta del 6% del PBI destinado a educación, se desactiva la previsión de financiamiento progresivo para ciencia y tecnología (que debía alcanzar el 1% del PBI), y se recorta el Fondo Nacional para Escuelas Técnico Profesionales (0,2% de ingresos corrientes).
En otras palabras, mientras el Presidente promete aumentos, la estructura del presupuesto muestra un ajuste encubierto en áreas sensibles. Esto genera dudas tanto en la oposición como en sectores aliados, que piden “hechos concretos” más allá de los anuncios.
La oposición, en pie de guerra
El peronismo, la UCR de Facundo Manes y el bloque de Miguel Pichetto reaccionaron de inmediato. “Ofrece una zanahoria de plástico”, ironizó el diputado Oscar Agost Carreño, al señalar que Milei promete para 2026 lo que negó en los dos primeros años de gestión. Germán Martínez, jefe del bloque peronista, fue más directo: “No anunció nada que alivie la vida cotidiana hoy. No hubo medidas para trabajadores, jubilados, pymes ni universidades que atraviesan una crisis crítica”.
La oposición se prepara para la sesión del miércoles en Diputados, donde buscarán rechazar los vetos presidenciales. En paralelo, se esperan movilizaciones masivas en defensa del financiamiento universitario y de la emergencia pediátrica, dos temas que ganaron fuerte adhesión en la sociedad.
Una economía real que no acompaña el discurso
En su mensaje, Milei volvió a insistir en que Argentina está en camino a convertirse en potencia mundial en 30 años si se sostiene el equilibrio fiscal y se aplican las reformas estructurales. Sin embargo, los datos actuales van en otra dirección: la industria metalúrgica registró una nueva caída este lunes, y ya se contabilizan más de 150 mil empleos perdidos en lo que va del año.
Economistas de distintos espacios advierten que lo que se observa no es un proceso de crecimiento real, sino un rebote estadístico tras la recesión profunda provocada por el ajuste inicial y la devaluación. El malestar social en el conurbano bonaerense, que quedó reflejado en las últimas elecciones, es un claro indicador de ese deterioro.
Gobernadores y “círculo rojo”, en alerta
El oficialismo sabe que necesita recomponer puentes. Tras la derrota en Buenos Aires, Milei activó una “mesa federal” encabezada por Guillermo Francos, que recuperó rango ministerial en Interior, con la misión de reconstruir la relación con las provincias. En paralelo, se liberaron 12.500 millones de pesos para Misiones, Santa Fe, Entre Ríos y Chaco, en un intento de aplacar reclamos.
No obstante, la mayoría de los gobernadores se mantiene expectante y reclama señales más claras. En el “círculo rojo”, el pesimismo crece. El expresidente Mauricio Macri sondeó en las últimas horas la posición de mandatarios provinciales y coincidió en la falta de confianza hacia el Ejecutivo.
Milei en un momento bisagra
La cadena nacional mostró a un Milei distinto en las formas, pero no en el fondo. El presidente enfrenta una encrucijada: debe sostener el equilibrio fiscal para no perder la confianza de los mercados, pero al mismo tiempo necesita dar respuestas sociales urgentes que hoy no aparecen.
De cómo resuelva esa tensión dependerá no solo su futuro político inmediato, sino también la estabilidad del país en un contexto económico cada vez más frágil.