El Presidente accionó contra Carlos Pagni, Viviana Canosa y Ari Lijalad por “calumnias e injurias”, pese a que estas figuras están despenalizadas desde 2009. La medida, que se suma a un historial de tensiones con los medios, genera preocupación por la libertad de expresión en Argentina.
En un nuevo capítulo de su confrontación con la prensa, el presidente Javier Milei presentó denuncias penales contra los periodistas Carlos Pagni, Viviana Canosa y Ari Lijalad, acusándolos de “calumnias o falsa imputación” e “injurias”. Las acciones, formalizadas en los tribunales de Comodoro Py, han desatado críticas de organizaciones periodísticas y sectores políticos, que ven en esta movida un intento de amedrentar a la prensa crítica. Lo llamativo es que las figuras legales invocadas por Milei fueron despenalizadas en 2009 para casos de interés público, según la Ley 26.551, lo que pone en duda la viabilidad jurídica de las querellas.
Un ataque con antecedentes
La ofensiva judicial no es un hecho aislado. Desde su asunción en diciembre de 2023, Milei ha mantenido una relación tensa con los medios, marcada por declaraciones públicas donde califica a los periodistas como “prostitutas de los políticos” o “mandriles mentirosos”. En una reciente entrevista de seis horas con el streamer libertario Daniel Parisini, conocido como “Gordo Dan”, el Presidente anticipó las denuncias, afirmando que los periodistas habían difundido “mentiras” que afectaban su honor. “Si odias al político, al periodista odialo más”, lanzó en el programa, un discurso que ha resonado entre sus seguidores pero que también ha encendido alertas sobre el deterioro de la libertad de prensa en el país.
Las denuncias, presentadas el jueves 8 de mayo, recayeron en diferentes juzgados federales. La querella contra Pagni, conductor de Odisea Argentina en La Nación, quedó a cargo del juez Daniel Rafecas. La de Canosa, presentadora en Canal 13, fue asignada al juez Sebastián Ramos. La acción contra Lijalad, periodista de El Destape, recayó en el Juzgado Federal 6, actualmente subrogado por Marcelo Martínez de Giorgi debido a la licencia de Rafecas.
Los motivos de las denuncias
Según las presentaciones judiciales, Milei acusa a Pagni de haber realizado en su programa del 28 de abril un “recorrido histórico sobre el régimen nazi” con la intención de compararlo con Adolf Hitler, algo que el periodista niega rotundamente. La denuncia incluye una cita textual atribuida a Pagni que, según verificaciones de La Nación, nunca fue pronunciada. Además, Milei confunde el título del editorial de Pagni, “La Argentina, una torre de Babel”, con un supuesto artículo citado, un error que debilita la acusación. Pagni, en realidad, reflexionó sobre la polarización política global, citando al historiador Henry Ashby Turner y advirtiendo que “la incomunicación engendra monstruos”, sin aludir directamente a Milei.
En el caso de Canosa, el Presidente la señala por calificarlo de “autoritario” y “déspota”, y por haberlo asimilado a “ciertos líderes dictatoriales”. La periodista, que en el pasado fue cercana a Milei e incluso presentó uno de sus libros, ha denunciado previamente que el gobierno la censuró, asegurando que perdió sus trabajos en La Nación+ y El Observador por decisión directa del mandatario tras criticar la venta de candidaturas durante la campaña electoral de 2023. En su programa Viviana en vivo del viernes 9, Canosa respondió con ironía: “Me causa gracia todo esto; está claro que detestan la libertad de expresión”.
Por su parte, Lijalad enfrenta la querella por un artículo titulado “Milei, entre el odio a la información y el discurso nazi”, donde analizó las posturas del Presidente y advirtió sobre los peligros de la incitación al odio. El periodista, al conocer la denuncia, afirmó en redes sociales: “Un capítulo más de su incitación al odio, otro paso en su cruzada por imponer sus opiniones como un hecho”.
Reacciones y preocupaciones
La reacción del gremio periodístico no se hizo esperar. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) repudió las denuncias, con su secretario general, Agustín Lecchi, declarando: “Condenamos la denuncia de Milei contra Lijalad, así como las amenazas y el odio que promueve contra periodistas”. Diputados como Juan Marino y Christian Castillo también expresaron solidaridad, mientras que organizaciones internacionales han señalado que Argentina cayó 47 puestos en el ranking mundial de libertad de prensa en los últimos dos años, ingresando al grupo de países con “problemas significativos” para el ejercicio del periodismo.
La despenalización de calumnias e injurias en asuntos de interés público, establecida por la Ley 26.551, agrega un matiz crítico al caso. Como señaló el periodista Martin Granovsky en X, “Milei debería informarse antes de atacar a periodistas”. Esta normativa, sancionada en 2009, protege la libertad de expresión en debates públicos, lo que podría derivar en el archivo de las querellas si los jueces consideran que las expresiones de los periodistas se enmarcan en el interés general.
Un contexto de hostigamiento
Las denuncias se producen en un contexto de creciente hostigamiento a la prensa. Recientemente, el dueño de El Destape, Roberto Navarro, fue atacado en la vía pública, y el fotógrafo Antonio Becerra fue intimidado por Santiago Caputo, asesor de Milei. Además, la eliminación de la pauta oficial ha sido señalada como una herramienta de disciplinamiento económico contra medios no alineados, mientras que el gobierno mantiene vínculos con comunicadores afines.
El caso también coincide con otras controversias, como las denuncias de corrupción en el PAMI que involucran a figuras cercanas a La Libertad Avanza, reportadas por medios como El Destape. Estas acusaciones, que señalan sobreprecios y pedidos de “retornos” para financiar el partido, podrían estar alimentando la escalada contra los periodistas que las investigan.
¿Hacia dónde va la libertad de prensa?
La embestida de Milei contra Pagni, Canosa y Lijalad no solo refleja una estrategia de confrontación, sino que plantea interrogantes sobre el futuro del periodismo en Argentina. Mientras el Presidente insiste en presentarse como víctima de una “campaña negativa”, las organizaciones de prensa advierten que estas acciones buscan silenciar voces críticas en un momento de alta sensibilidad política, con elecciones porteñas en el horizonte y un escándalo por la caída del proyecto “Ficha Limpia” que salpica al oficialismo.
En su descargo, Canosa cerró con una advertencia: “Quieren periodistas presos. Cuando el kirchnerismo hacía algo parecido, todos salían a criticarlo. Quiero ver a la prensa diciendo que esto está mal”. La pregunta ahora es si los tribunales validarán las denuncias o si, como sugieren los antecedentes legales, las desestimarán. Lo cierto es que, en un país donde la prensa ya enfrenta presiones económicas y políticas, la jugada de Milei no pasa desapercibida.