El Gobierno nacional confirmó que no autorizará nueva deuda para la provincia de Buenos Aires, pese a la aprobación que Axel Kicillof obtuvo en la Legislatura para un paquete de financiamiento por hasta 3.685 millones. La decisión, tomada en la Casa Rosada, establece que la Provincia solo podrá refinanciar deuda existente, sin incorporar recursos frescos ni ampliar el nivel de endeudamiento.
La definición llega en un clima de fuerte tensión política entre el presidente Javier Milei y el gobernador bonaerense, y se apoya en la aplicación estricta de la Ley de Responsabilidad Fiscal, que limita el acceso al crédito para las provincias que no mantienen equilibrio en sus cuentas.
Caputo: el eje es el cumplimiento fiscal
El ministro de Economía, Luis Caputo, explicó la postura del Ejecutivo nacional y sostuvo que Buenos Aires estaría incumpliendo la normativa que regula la toma de deuda pública.
Según el funcionario, la ley dispone que las provincias solo pueden acceder a endeudamiento nuevo cuando el crecimiento del gasto corriente se mantiene por debajo de la inflación o del aumento real de la actividad económica. Desde la Nación aseguran que la Provincia no cumple actualmente con esos parámetros, lo que impide autorizar operaciones que incrementen el pasivo.
En cambio, el Gobierno sí validará el refinanciamiento de deuda, una figura que no implica nueva toma de crédito sino una extensión de vencimientos a mejores tasas, mecanismo habitual para aliviar compromisos financieros sin ampliar el stock total de obligaciones.
Qué controles fijó la Casa Rosada
El encargado de trasladar oficialmente las condiciones a las provincias será el secretario de Hacienda, Carlos Guberman. Desde Economía aclaran que los controles estarán enfocados exclusivamente en aquellas operaciones que impliquen nueva deuda. Las renegociaciones o rollovers, que solo reprograman pagos pendientes, quedan habilitados.
En Nación sintetizan la política con un principio simple: se puede refinanciar, no se puede aumentar el endeudamiento.
La interna política tras la sesión bonaerense
Durante la sesión legislativa que terminó validando la solicitud de Kicillof, el bloque de La Libertad Avanza mantuvo la postura fijada desde la Casa Rosada, expresando su rechazo a habilitar deuda nueva. Desde el entorno del gobernador aseguraron, en cambio, que la autorización votada es exclusivamente para atender vencimientos existentes.
“Nada de nada es para deuda nueva”, sostienen cerca del mandatario, y anticipan que aportarán la documentación necesaria para demostrar que el monto solicitado corresponde al refinanciamiento de compromisos previos.
Críticas desde La Libertad Avanza
El presidente del partido oficialista en la provincia, Sebastián Pareja, fue uno de los principales críticos del pedido impulsado por el Ejecutivo bonaerense. Tras la votación parlamentaria, afirmó que Milei no acompañará nuevos endeudamientos y acusó a Kicillof de buscar mayor margen financiero con proyección política nacional.
Provincias con trato distinto
El escenario genera contrastes: mientras Buenos Aires enfrenta el bloqueo de Nación, otras jurisdicciones como la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba lograron recientemente autorización para acceder a financiamiento con aval del Gobierno nacional.
La diferencia de criterios vuelve a colocar a la provincia de Buenos Aires en el centro de la discusión política-económica entre La Plata y la Casa Rosada, en un contexto marcado por la negociación permanente por recursos, transferencias y equilibrio fiscal.
Diálogo político en suspenso
En las últimas horas, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, solicitó una reunión con el titular del Interior, Diego Santilli, aunque el encuentro todavía no tiene fecha definida. Desde el entorno nacional señalan que primero se cerrará la ronda de conversaciones con los gobernadores aliados antes de avanzar en nuevos contactos.
Panorama abierto
Por ahora, el mensaje oficial es claro:
- Habilitado: refinanciar deuda ya emitida.
- Bloqueado: tomar nueva deuda que incremente el pasivo provincial.
Aunque la Legislatura avaló el pedido de Kicillof, la última palabra sigue siendo de la Nación. La pulseada está lejos de cerrarse y mantiene en tensión la relación entre ambos gobiernos.
