Entrevista al apasionado y apasionante Lido Iacopetti

Sabado 27 Abril, 2024

Entrevista al apasionado y apasionante Lido Iacopetti

Lunes 27 de Noviembre de 2017

En el marco de su exposición “Pictocosmognosis de las nebulosas” (de la cual se utilizan obras para ilustrar el almanaque a beneficio de la Fundación Pro Infantia) el artista charló en exclusiva con Infoplatense.

Cuando uno escucha hablar a Lido Iacopetti y mira sus obras resulta complejo discernir cuál de los dos (él o sus creaciones) transmiten más pasión. La decisión quedará a criterio de cada uno, porque tendrá la posibilidad de leer en esta nota lo que el artista plástico le contó a Infoplatense acerca de su muestra Pictocosmognosis de las nebulosas, y además podrá acercarse a la Cámara Argentina de la Construcción (7 entre 54 y 55), de lunes a viernes, de 10 a 17, para ver en vivo y en directo sus trabajos.

Para honrar a su pasado de profesor (dio clases en el Colegio Nacional durante casi 30 años), Lido explica detalladamente el título de su exhibición: “Nombrar la palabra cuesta porque son como tres palabras juntas: picto es pintura, cosmos por el universo, y yo me inspiro en el cosmos, en un mundo imaginario que traduzco en formas y colores, que juegan en un espacio-tiempo que se va transformando por etapas, dando origen a las distintas series pictocosmognóticas, una aprehensión no racional del universo en que estamos inmersos. Y por último gnosis, de conocimiento, de sabiduría, de intuición. Lo relaciono con aquello que practicaban los chamanes acá en América, la gnosis es algo mágico y como para mí la pintura es algo mágico, me remonto a tomar palabras que las combino con otras y titulo a todas mis series con pictocosmognosis desde hace unos años”. Específicamente desde los noventa, reconoce, sobre todo a través de la lectura de “Las Enseñanzas de Don Juan: Una Forma Yaqui de Conocimiento”, el libro de Carlos Castaneda. “A partir de ahí yo ya entré más a ver este tipo de cosas, pero venía inclinado desde que estudié las cosmognosis Mayas, Aztecas, de cuando trabajaba como profesor de historia del arte y tuve que estudiar todos esos temas. Y me adentré, no digo especialista, pero llegué a tener conocimiento de eso como de la cultura oriental, que he podido estudiar otros mundos no muy visibles”, precisó el artista.

Lido se define como un “apasionado” de “todo eso” que explicó anteriormente, y aclaró que no se trata de ser “fanático o practicante”, sino que lo fascina “desde el punto de vista imaginativo, mágico. Creo en esas visiones un tanto fuera de lo racional, de contexto, por eso me mantuve en cierta marginalidad con respecto a ciertas posturas en el mundo de la plástica. Entonces vengo trabajando desde 1965, cuando utilicé la palabra Nueva imaginación para designar mis pinturas. Así que después de ahí fueron haciéndose etapas, como el mío es un viaje cósmico”. Y reconoció que “la etapa de la nebulosa la dejé atrás, ya llevo 10 hojitas, siempre dentro del mismo estilo pero van variando las formas, los espacios, no me cambio de un lugar a otro, no me pongo a jugar a otro. No soy geométrico, después hago performance, después hago arte vivo. Yo hago lo mío pero dentro de lo mío no hago una repetición o una reiteración de la obra, el que sabe y conoce mi obra puede ver que desde los 60 hasta ahora hubo cantidad de transformaciones que voy produciendo, a veces año tras año y a veces cada dos o tres años, depende de la necesidad que me va a mi provocando esto”.

-Es decir, que mantiene su esencia pero además se reinventa…

-Exacto, tengo mis principios estéticos, mi postura estética, mi visión estética y obviamente yo me baso en lo mío. Es decir respeto y soy consciente, sino sería torpe de que cada uno tiene su visión del mundo y esa visión que cada uno tenemos pasa que a veces, como pasa en la política, sean opuestas inclusive. Yo respecto todo, pero me baso en mis conceptos, mi visión y en mis principios. Pero hay una esencia, como decís vos, que hace a lo que podíamos hablar lo que es para mí la naturaleza del arte y la otra que es la expresión estética, que va variando pero siempre manteniéndose en esa naturaleza del arte que yo concibo y yo la concibo como una cosa bastante pura, bastante inmaculada, para mí es una profesión de fe. No es un mercado, un problema de que yo me hubiera dedicado a fabricar cualquier cosa si hubiera querido hacer dinero. De ahí a que no estoy en el mercado, eso me ha perjudicado desde el punto de que he tenido muchas privaciones económicas, porque le dediqué mucho tiempo a la pintura más que a la docencia, un 70 % a la pintura 30% a la docencia y hemos vivido ajustados con tal de no venderme. Nunca me vendí, todos los que me conocen saben que me he mantenido en una postura personal incorruptible, al principio me tentaban, después ya sabían que era yo y no me traen propuestas que no están acorde con mis ideales.

 

Lido por Lido

“Al principio creen que no estás convencido de lo que hacés, pero ahora con tantos años ya me conocen”, continúa explayándose Lido Iacopetti, que reconoce que lo han llamado “obcecado, cabeza dura, pero yo sigo en mi camino. Cuesta mucho, no es lo mismo seguir la corriente, ir un poco fuera de la corriente que estar contra la corriente, se hace más difícil”. Y asegura: “No me considero mártir ni nada, no he usado los muertos ni los sagrados para promoverme, me dedico a hacer homenaje a determinadas figuras, y entrás en una farándula que no participo. Respeto pero yo tengo una propuesta que siempre predico, que es a través de una pintura que exprese la alegría de vivir, la pureza, la solidaridad, que todo lo que hace a lo que está en los manifiestos míos y que mantengo siempre de esa manera, así como hago lo mío respeto a los que hacen lo suyo, si son profesionales responsables”. Y es muy específico en cuanto a lo que considera que los artistas deben transmitir con sus obras: “Todos tendríamos que tener un conocimiento muy profundo de lo que nosotros, con la imagen, provocamos en los demás, ese es el asunto. Yo ya he escrito el testamento estético y ahí está lo que yo considero cual es la función que debe cumplir la pintura. El testamento estético es un resumen que lo he ido haciendo desde el sesenta y algo hasta hace unos años. No me gusta repetir. El testamento estético es un resumen de todo lo que hice, por eso le puse testamento, porque es el escrito final”.

Hablando de finales, el artista reconoce que siempre trabaja "como si fuera final, siempre estoy al filo de la navaja, trabajé toda la vida de esa manera, como si fuera la primera y la última vez. Siempre digo que el amanecer me sorprenda proyectando y el anochecer creando. Siempre me manejo con este concepto en mi vida diaria”.

-Con el correr de los años: ¿su trabajo fue cambiando o mantiene una especie de rutina a la hora de crear?

-Como he tenido amigos pintores veo como cada uno se mueve en ese trajín. Yo jamás pinté para una exposición, he visto hasta cuadros frescos, es su estilo, no critico, es su forma de ser, a mí no me gusta. Yo necesito meditar la obra, necesito que vaya creciendo, la forma, el color aparece, todo el surgimiento de aparición y nacimiento. Yo por ejemplo estoy con un cuadrito en el caballete, siempre que las arranco hago obras chicas, de 40 x 40. Voy terminando uno y aparece la imagen de otro. La empiezo a bosquejar, la empiezo a imaginar y después del cuadro del caballete, expongo la tela en blanco y la vuelvo a hacer. Por ahí pasan un día o dos y voy pintando. Vos ves mi obra y tiene una energía cósmica que a mucha gente le mueve el piso, aunque por ahí no lo dicen. Considero que la obra te tiene que impactar fuertemente, sino no es de arte. Yo digo que pretendo que impacte, que haga mover el piso porque la obra de arte tiene que ConMoverte, sino ConMueve, de movimiento, si no te ConMueve es como mirar una columna, una baldosa, o eso a veces puede conmoverte porque tenés recuerdos ahí, pero no son estéticos, son nostálgicos. Eso de la expresión y los sentimientos es lo que tenemos los artistas, pintores y músicos, distintos matices y distintos colores, pero no todo lo que a uno lo conmuve es una obra de arte.

 

 Pictocosmognosis de las nebulosas

La muestra que Lido exhibe desde principios de noviembre en la Cámara Argentina de la Construcción pertenece a la serie que hizo especialmente para el ya tradicional almanaque solidario, a beneficio de la Fundación Pro Infantia.

La exposición está integrada por 24 óleos sobre tela que van de 0,80 x 0,80 m. a 1,40 x 1,40 m. Algunos fueron realizados durante este año, y otros pocos (“tres o cuatro”) fueron pintados a fines del 2016 e igualmente integran la misma serie.

El almanaque, que se pudo adquirir en la inauguración de la muestra y que continúa vendiéndose  en el vacunatorio del Hospital Sbarra (8 y 67), a un valor de $50, tiene una larga historia, que el artista se animó a repasar junto a Infoplatense, no sin antes también repasar algunos conceptos básicos.

“El almanaque tiene que ver con que a la pintura le he dado una función social. Desde raíz, el arte por naturaleza es la expresión visual de una cultura determinada. Yo siempre tomé la actividad artística como una ofrenda, como una forma de superación no egolatría personal, siempre tuve la humildad de considerarme un laburador más dentro de las actividades que desarrolla el ser humano. Algunos la ven como cuadros para vender o enriquecerse, otros porque les da la gana pintan y no exponen, son formas de manifestarse. Y otra cosa es hacer arte, para que esa pintura sea arte, que tenga una connotación trascendente, representativa y universal, la gente la tiene que convertir en símbolo. Esa es mi intencionalidad, yo intento que esa obra trascienda y llene el espíritu de la gente estéticamente. No comercializo, entonces cuando  Aprilp, la Fundación Pro Infantia, el Hospital de Niños o algún amigo me piden una colaboración, yo me lanzo en zambullida”.

Lido “siempre” ha colaborado con diferentes instituciones que lo solicitan, pero específicamente con el almanaque, ha sido una historia que es digna de recordar: “Uno de los directores del Hospital Sbarra, mi amigo personal el doctor Roberto Mateos me cruzó y yo ya estaba haciendo almanaques, porque en el almacén de mi tío siempre estaban los almanaques de Molina Campos.  Siempre quería hacer almanaques y en el 90, en un periódico de un alumno, en el que yo era co-director, empezamos a hacer almanaque en la contratapa, la Nueva avenida se llamaba y salió durante 10 años, lo regalábamos, tuvo una difusión y se imprimían hasta 3 mil ejemplares. Luego, por problemas de estructura dejamos de hacerlo y ahí lo encontré a Roberto y le conté que lamentablemente se terminó y él me dijo de hacer el almanaque con Pro Infantia. Me prendí enseguida, también conseguimos publicidad, de Provincia Seguros y hace 15 años que se vende y eso le da beca a los chicos que están ligados a la casa cuna”.

 

Repercusiones

“Mi colaboración es un placer, no tiene valor”, reconoce Lido, quien asegura que “silenciosamente, de vez en cuando”, sale alguna nota o llega a la gente a nivel comentario, con el famoso “boca a boca”. Él considera que el verdadero reconocimiento lo tienen que tener “las chicas que trabajan con esos chicos, que colaboran para otros seres humanos, ellas hacen mérito. Son gente que se rompen haciendo cosas por los demás”. Y agrega: “yo pinto, tampoco alardeo, siempre contribuyo, desde la cátedra, desde la pintura, pregoné una cultura creativa, del amor, de la solidaridad, bastante en contra de la injusticia, no participé políticamente, yo nunca me comprometí con ningún partido, si bien tengo ideas socialistas, pero no participe en partidos políticos. Todos hacemos política y yo simpatizo con la gente democrática que respeta el pensamiento de los demás sin tirarle tierra al otro”.

El artista regresa al tema de la solidaridad: “cuando das tu granito de arena, de a poco se expande. Yo, e incluso Teldy (N. de R.: su esposa y mamá de sus dos hijos) nos asombramos al ver que muchas cosas que propongo y digo vuelven, pero no es de nadie, es folclore, ese rumor anónimo que nace de abajo y no sabes quién empezó, se va transmitiendo, la difusión de uno es poquita pero sirve”.

Lido cree que la pintura es “un aliciente para la vida” y cuenta que “aunque no he tenido grandes desgracias, conozco y sé lo que es sufrir”. Pero, a pesar de eso, cree que “la vida vale la pena vivirla y hay que transformarla siempre en algo poético que haga el bien”. Y para qué agregar algo más, si él ya lo dijo todo…