La magia de la Orquesta Estable del Teatro Argentino se trasladó a la calle. Músicos de ese coliseo dieron un concierto en lo que, junto a otros trabajadores, fue una particular manera de visibilizar sus reclamos. Desde las 14, en las puertas de calle 53 entre 9 y 10 participaron de la protesta personal del cuerpo artístico, técnico y escenográfico. Los músicos interpretaron el clásico Aleluya, de Friedrich Händel, además de una serie de números cortos. También llamaron la atención de los transeúntes con máscaras teatrales y una gran bandera colgada en la que pidieron el pase a planta. Quienes se acercaron curiosos fueron informados del conflicto gremial.

Antes de la singular performance y durante una entrevista con 221Radio, Pablo Rubino, integrante de la orquesta estable del Teatro, señaló que los trabajadores no tuvieron "ningún tipo de respuesta" por parte de las autoridades de la sala respecto de sus reclamos.

“Si bien hay reclamos que son de larga data, nunca había ocurrido que no hubiera ninguna clase de respuesta, de movimiento ni de voluntad de solución. No pedimos que se solucione todo mañana, pero sí que nos muestren que algo están haciendo por intentar solucionarlo. Eso no ocurre, no nos llaman a tener ni siquiera una reunión concreta para ver si puede haber algún avance”, denunció Rubio.

En este contexto detalló que el conflicto se relaciona con un período de inactividad que, dice, no tiene precedentes en sus 12 años de trabajo en el Teatro. “Este quizás sea el peor momento para el Teatro Argentino, nunca me había pasado estar tanto tiempo en inactividad”.

Respecto de esta discontinuidad en los conciertos, Rubino detalló que aunque él y sus compañeros concurren al Teatro a cumplir las horas que les corresponden y ensayan para el concierto de protesta de este miércoles, no hay ningún tipo de actividad oficial desde hace un mes. En ese sentido, explicó lo que sienten los trabajadores y fue contundente: “Nos obligan a ser ñoquis”.

Por otro lado, explicó que el malestar, la angustia y la intranquilidad son los sentimientos que imperan entre los trabajadores que, además, temen perder sus fuentes de trabajo. Y detalló que la crisis se extiende por fuera de la orquesta (integrada por 110 personas) y alcanza también al cuerpo de ballet: “El cuerpo de baile reclama un piso especial que no fue comprado. También están en una situación muy compleja, está judicializado el asunto. Reclaman condiciones básicas para trabajar”, informó.