El Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires entra en una semana clave. Este viernes, el Consejo Provincial se reunirá en Malvinas Argentinas para definir si el peronismo bonaerense va a elecciones internas o si logra cerrar un acuerdo de unidad que ordene la conducción partidaria. La cita llega con un condimento central: el vencimiento del mandato de Máximo Kirchner como presidente del PJ y una interna cada vez más explícita entre el cristinismo y el sector alineado con Axel Kicillof.
El encuentro, convocado para las 14 en la Casa de la Cultura y el Arte del distrito que gobierna Leonardo Nardini, será el tercero desde la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada. Y también el más cargado políticamente. No solo por la discusión de nombres, sino porque el PJ bonaerense debe resolver su esquema de poder en un escenario nacional adverso y con tensiones que ya impactan en la gestión provincial.
Interna abierta y antecedentes recientes
La disputa entre La Cámpora y el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que orbita alrededor del gobernador, se profundizó en las últimas semanas con dos episodios concretos: el veto parcial de Kicillof al Presupuesto aprobado en Diputados —donde pesan el camporismo y el massismo— y el bloqueo de la vicegobernadora Verónica Magario a la designación de Mario Ishii como vicepresidente primero del Senado bonaerense. Dos señales claras de que la convivencia interna está lejos de ser armónica.
Sin embargo, en las horas previas a la cumbre hubo gestos de distensión. Referentes de ambos sectores mantuvieron reuniones reservadas para bajar el nivel de confrontación y explorar un esquema de unidad. Del lado del MDF participaron, entre otros, Andrés Larroque, Gabriel Katopodis, Mariano Cascallares y el intendente platense Julio Alak; por el kirchnerismo se sentaron Federico Otermín y Alejandro Dichiara. El objetivo: evitar que la interna se traduzca en una fractura formal.
Los nombres sobre la mesa
La discusión por la conducción del PJ sigue abierta. Se analiza desde una eventual continuidad de Máximo Kirchner hasta la posibilidad de una figura de consenso. En ese esquema aparece con fuerza Verónica Magario, aunque su postulación solo avanzaría con el aval explícito del MDF. También se mencionan alternativas como Julio Alak por el sector de Kicillof, y los intendentes Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Mariel Fernández (Moreno).
No se trata solo de la presidencia partidaria. El PJ bonaerense debe renovar consejeros, apoderados y las conducciones de las 135 unidades básicas de la provincia, un proceso que inevitablemente reaviva disputas territoriales y reconfigura equilibrios locales, incluido el mapa político de la región capital.
Por qué Kicillof impulsa a Magario
Dentro del esquema del gobernador, Verónica Magario aparece como la figura más representativa para conducir el partido. Fue intendenta de La Matanza, es la actual vicegobernadora y encabezó la lista en la estratégica Tercera sección electoral. En el MDF repiten un argumento clave: la conducción política de la provincia ya fue definida en las urnas y el partido debe alinearse con esa realidad, pensando no solo en el presente sino en el armado de cara a 2027.
Kicillof evita exponerse como protagonista directo de la interna, pero respalda la estrategia de su espacio. La confianza en Magario no es nueva: la sostuvo como compañera de fórmula en 2023 tras una fuerte pulseada interna y volvió a ubicarla en un lugar central en el esquema electoral de este año.
Magario, entre el respaldo y el conflicto
La vicegobernadora atraviesa días intensos. En el Senado bonaerense persiste un escenario de parálisis por la falta de acuerdo en las autoridades del cuerpo, mientras que el vínculo con sectores del kirchnerismo muestra señales de desgaste. Su relación con Cristina Fernández de Kirchner tuvo momentos de cercanía y otros de distancia, especialmente tras las disputas por el armado electoral en la Tercera sección y el cierre de listas nacionales.
Aun así, Magario sigue siendo una pieza clave del tablero peronista. En su entorno no ocultan que una eventual presidencia del PJ bonaerense también dialoga con su proyección futura y con la necesidad de ordenar el peronismo provincial en un contexto económico y social complejo.
La palabra de Máximo Kirchner
En la previa de la reunión, Máximo Kirchner buscó bajar el tono a la interna. En declaraciones radiales sostuvo que la discusión por la conducción “no debería tener dramatismo” y planteó que el foco debe estar en recuperar la confianza de sectores incluso peronistas. Sin definiciones sobre su continuidad, estimó que las autoridades partidarias podrían definirse entre febrero y marzo y volvió a marcar diferencias con el gobierno nacional de Javier Milei, al que cuestionó por su agenda económica y laboral.
Un PJ que define más que cargos
Lo que se resuelva este viernes excede los nombres propios. El PJ bonaerense discute cómo pararse frente al gobierno nacional, cómo ordenar su interna y cómo proyectar una alternativa política con anclaje territorial. Para distritos como La Plata, donde el peronismo también atraviesa su propio reordenamiento, la definición no es un dato lejano: impacta en el armado local, en la gestión y en la estrategia electoral que viene.


