La derrota electoral volvió a encender las tensiones dentro del peronismo bonaerense y puso al gobernador Axel Kicillof en el centro de un dilema que muchos de sus aliados ya no quieren seguir postergando: definir si continuará ligado a La Cámpora o si consolidará un armado propio que lo proyecte a nivel nacional.
Este viernes, el mandatario convocará a los más de 40 intendentes que integran el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) a una reunión en La Plata. Allí se espera que, además de analizar los resultados del domingo, surjan planteos concretos para avanzar en una ruptura con el sector que conduce Máximo Kirchner.
El reclamo del axelismo duro: “Es momento de soltar lastre”
Entre los intendentes más cercanos a Kicillof, la paciencia con La Cámpora parece agotada. “Yo quiero que Axel sea presidente, pero con Máximo Kirchner, La Cámpora y Grabois al lado no es potable”, lanzó Ricardo Alessandro, jefe comunal de Salto y uno de los primeros en marcar públicamente la distancia con el kirchnerismo.
Mario Secco, de Ensenada, fue más directo: “Me da bronca cuando quieren gastar al gobernador. Fuimos las mulas mucho tiempo y cuando ganábamos por 40 puntos, el mérito era de otros”.
Las declaraciones reflejan un clima político enrarecido tras la caída del oficialismo frente a La Libertad Avanza. En el entorno del gobernador admiten que la relación con el kirchnerismo “ya no tiene retorno” y que el vínculo con Máximo Kirchner está prácticamente roto.
El quiebre interno y las culpas cruzadas
Mientras desde el camporismo señalan al desdoblamiento electoral impuesto por Kicillof como una de las causas de la derrota, en La Plata devuelven la crítica: “La mala estrategia y la lista nacional fueron el problema. La gestión bonaerense no fue el motivo del resultado”, repiten.
Cerca del mandatario aseguran que la etapa del diálogo con La Cámpora “ya se agotó” y que, de aquí en adelante, la relación se limitará a los temas institucionales y legislativos. “Cada uno por su lado”, sintetizan.
El clima de ruptura se percibió incluso la noche del domingo, cuando un gesto adusto de Máximo Kirchner en el escenario contrastó con los agradecimientos de Kicillof a los intendentes. La imagen circuló por redes y terminó de exponer el distanciamiento entre ambos espacios.
La disputa por el gabinete bonaerense
La tensión política también se traslada al gabinete provincial. Los jefes comunales del axelismo piden desplazar a las figuras vinculadas a La Cámpora, que hoy ocupan ministerios clave como Justicia (Juan Martín Mena), Cultura (Florencia Saintout), Ambiente (Daniela Vilar), Salud (Nicolás Kreplak), IPS (Marina Moretti) e IOMA (Homero Giles).
En total, aseguran que el camporismo controla más de 500 cargos dentro del gobierno provincial, una estructura que los intendentes reclaman redistribuir para fortalecer al Movimiento Derecho al Futuro.
Saintout, además, es señalada como una de las ministras con peor relación con el gobernador, luego de varios cruces internos y publicaciones críticas hacia dirigentes de otros sectores del peronismo, como Victoria Tolosa Paz.
Kicillof intenta pasar la página: “No hay tiempo para autopsias”
Pese al temblor interno, el gobernador busca retomar la iniciativa política. Este martes, en una actividad en Florencio Varela, volvió a poner el foco en la gestión y en la situación social de la provincia.
“Ya vivíamos una emergencia laboral, alimentaria y social, y ahora se agravó. No hay tiempo para autopsias”, sostuvo, intentando marcar distancia de la interna y concentrarse en la agenda de gobierno.
En su entorno destacan que el 41% obtenido en las elecciones es un resultado sólido para una elección intermedia, y remarcan que el desdoblamiento electoral “no fue la causa” de la derrota, sino una estrategia para proteger la gestión bonaerense.
El desafío político hacia 2026
El encuentro del viernes será clave no solo para definir el futuro del vínculo con La Cámpora, sino también para reordenar la estrategia política del espacio de Kicillof. Entre los intendentes del MDF hay consenso en que el gobernador debe consolidar su propio liderazgo, ordenar el gabinete y preparar el terreno con vistas a 2026.
“La gente necesita que seamos escudo y red, no que sigamos discutiendo en redes sociales”, expresó un funcionario cercano al mandatario.
Mientras tanto, el gobernador intenta mantener el equilibrio: responder a las presiones internas sin romper del todo los puentes institucionales con el kirchnerismo. Un desafío que, como admiten en su entorno, definirá buena parte de su futuro político.


