La negociación por la “ley de leyes” bonaerense se convirtió en un parteaguas dentro del peronismo. Funcionarios, legisladores e intendentes le advirtieron al gobernador que, si los camporistas no acompañan, deberá cortar por lo sano y desplazar a los ministros cristinistas.
La discusión por el presupuesto 2026 de la provincia de Buenos Aires dejó de ser un trámite legislativo para convertirse en la prueba de fuego del peronismo bonaerense. En reuniones reservadas en La Plata, intendentes del conurbano y legisladores cercanos a Axel Kicillof le transmitieron un mensaje contundente: “Si La Cámpora no vota, hay que sacar a los ministros de Cristina”.
El planteo refleja un hartazgo creciente. Para los jefes territoriales, no se puede sostener un gabinete con funcionarios que responden a un espacio que, en la Legislatura, juega a condicionar al gobernador.
El presupuesto como parteaguas
El proyecto presentado por Kicillof contempla 43 billones de pesos en gastos, con fuerte inversión en infraestructura, salud y educación, además de un pedido de endeudamiento cercano a los u$s 2.000 millones. Pero más allá de los números, lo que se discute es quién conduce el peronismo en la provincia.
La Cámpora, con Máximo Kirchner como referente, todavía no garantiza los votos necesarios. Y esa indefinición es leída como un desafío directo al liderazgo del gobernador.
Intendentes en pie de guerra
Los intendentes del conurbano, que necesitan fondos frescos para obras y programas sociales, fueron los más duros en la advertencia. “No se puede gobernar con ministros que no responden al proyecto”, deslizó un legislador cercano al mandatario.
El mensaje apunta a áreas sensibles del gabinete, donde todavía pesan figuras ligadas al kirchnerismo duro. La amenaza de una reconfiguración ministerial ya circula en los pasillos de la Gobernación.
Lo que está en juego
La negociación legislativa no solo definirá el presupuesto, sino también el mapa de poder del peronismo post-kirchnerista. Si La Cámpora acompaña, Kicillof consolidará su liderazgo. Si no lo hace, el gobernador podría dar un golpe de timón y desplazar a los ministros cristinistas, marcando un antes y un después en la interna.
El presupuesto, más que una ley de números, se convirtió en el espejo de una disputa mayor: unidad o ruptura en el corazón del peronismo bonaerense.


