La revelación de Martín Varsavsky, empresario cercano al Presidente, encendió la polémica. El Gobierno relativiza: sería una alternativa voluntaria inspirada en el modelo griego.
La reforma laboral que impulsa el Gobierno de Javier Milei volvió a estar en el centro del debate tras una revelación inesperada. El empresario Martín Varsavsky, íntimo del Presidente y partícipe de sus reuniones informales, publicó en redes sociales que el proyecto contempla la posibilidad de jornadas laborales de hasta 13 horas diarias.
La frase, lanzada sin anestesia, generó una ola de críticas en sindicatos, redes sociales y espacios opositores. La idea de extender la jornada laboral encendió alarmas sobre posibles retrocesos en derechos adquiridos, especialmente en sectores con alta precarización.
Milei y el modelo griego: ¿flexibilidad o regresión?
Varsavsky intentó matizar el alcance de su afirmación. Aclaró que se trata de una “opción negociable” entre empleadores y empleados, no de una imposición obligatoria. Según explicó, el borrador se inspira en el “modelo griego”, que permite jornadas extendidas en picos de productividad, con un límite de 60 horas semanales y hasta 37 días al año.
“No es preciso afirmar que Javier Milei quiere imponer una jornada laboral de 13 horas”, escribió el empresario, buscando desactivar la controversia. Sin embargo, el dato ya había circulado y la polémica estaba instalada.
Reacciones cruzadas: sindicatos alertas, empresarios expectantes
Mientras los gremios advierten sobre una “flexibilización encubierta”, algunos sectores empresariales ven con buenos ojos la posibilidad de adaptar horarios a la demanda. La clave estará en cómo se reglamente la “opcionalidad” y qué mecanismos de control se establezcan para evitar abusos.
La reforma laboral es uno de los ejes centrales del plan económico de Milei, que busca reducir costos, aumentar productividad y atraer inversiones. Pero cada filtración genera ruido político y social.