La oposición bonaerense logró un avance clave en el Banco Provincia: cinco sillones en el directorio, con referentes directos de Cristian Ritondo, Emilio Monzó y Néstor Grindetti. La jugada fue posible gracias a la ampliación del órgano de conducción que Axel Kicillof aceptó para destrabar el endeudamiento provincial.
La Legislatura bonaerense aprobó en la madrugada del jueves la modificación de la carta orgánica del Banco Provincia, ampliando su directorio de ocho a nueve titulares, con dos síndicos y tres asociados.
El cambio fue la llave para que Axel Kicillof consiguiera la autorización de endeudamiento por hasta USD 3.685 millones, pero también abrió la puerta a una fuerte presencia opositora en la conducción de la banca pública.
Los nombres que marcan territorio
- Matías Ranzini, diputado de Zárate alineado con Cristian Ritondo, ocupará un sillón como director titular.
- Adrián Urrelli, hombre de confianza de Néstor Grindetti, fue designado como director asociado.
- Marcelo Daletto, referente de Cambio Federal y cercano a Emilio Monzó, se aseguró un cargo de director titular tras finalizar su mandato en el Senado bonaerense.
- Fernando Rozas, proveniente de un bloque que rompió con Javier Milei antes de asumir, también se suma como director titular.
Con estas incorporaciones, la oposición se quedó con cinco lugares estratégicos en el directorio, consolidando un contrapeso dentro de la estructura financiera más poderosa de la provincia.
La rosca detrás del acuerdo
El oficialismo cedió en la ampliación del directorio para garantizar los votos necesarios en la Legislatura. La negociación incluyó tensiones internas en el peronismo y fracturas expuestas en La Libertad Avanza, que cuestionó el entendimiento entre el PRO y Kicillof. La sesión estuvo marcada por gritos, acusaciones y un clima de “vieja casta” que reflejó la intensidad de la disputa política.
Impacto político y territorial
La presencia de Ritondo, Monzó y Grindetti en el BAPRO no solo fortalece sus liderazgos dentro de la oposición, sino que también les otorga capacidad de incidencia en la política crediticia y financiera de la provincia. El Banco Provincia es clave para municipios, pymes y sindicatos, por lo que el control de su directorio se convierte en un espacio de poder con proyección electoral.
En síntesis: la oposición bonaerense logró transformar una negociación por deuda en una victoria política de peso, asegurando representación en el corazón financiero de la provincia. El acuerdo deja a Kicillof con el endeudamiento que buscaba, pero también con un directorio del BAPRO atravesado por la rosca y la disputa de poder.
