Lunes 8 de diciembre de 2025
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Salarios que no alcanzan y clima laboral en tensión: el trabajador pobre, el telón de fondo de la reforma laboral

El debate por la reforma laboral que impulsa el gobierno de Javier Milei llega al Congreso en un contexto social delicado: trabajar ya no garantiza salir de la pobreza y el clima dentro de los lugares de empleo muestra señales claras de desgaste. Dos estudios recientes —uno del Instituto Gino Germani (UBA) y otro de la consultora Randstad— trazan un diagnóstico que permite entender por qué el rechazo de amplios sectores sindicales y estatales tiene una base mucho más profunda que la discusión parlamentaria.

Según el relevamiento de la UBA, el 72% de los trabajadores argentinos cobra menos de $1 millón por mes, cifra que queda por debajo de la Canasta Básica Total (CBT), que para una familia tipo ascendió a $1.213.799 en octubre de 2025. El dato incluye tanto a trabajadores formales como informales y cuentapropistas, confirmando que el fenómeno del “trabajador pobre” dejó de ser marginal para convertirse en una realidad estructural del mercado laboral.

La pobreza también alcanza al empleo registrado

Uno de los puntos más preocupantes del informe es que el deterioro salarial atraviesa incluso a quienes cuentan con empleo formal. El 58% de los asalariados registrados no supera el ingreso mensual de $1 millón. Más aún, el estudio señala que casi 1 de cada 5 trabajadores con jornada completa de 40 horas semanales (19,3%) se encuentra oficialmente bajo la línea de pobreza.

En el sector informal, la situación es todavía más crítica: el 89% de los asalariados no registrados y el 88% de los cuentapropistas de baja calificación perciben ingresos insuficientes para cubrir las necesidades básicas del hogar.

En ciudades como La Plata, donde el costo de los alquileres, el transporte y los servicios impacta con fuerza en los salarios medios, esta realidad se traduce en hogares ajustados al límite, con consumo restringido y un nivel creciente de endeudamiento para cubrir gastos cotidianos.

Servicios al alza y salarios en retroceso

El aumento del costo de vida aparece como una de las principales causas del empobrecimiento laboral. El informe del Gino Germani remarca que los gastos en servicios esenciales (luz, gas y agua) pasaron de representar alrededor del 4% del salario mediano a finales de 2023 al 11% en 2025. La quita de subsidios y la actualización de tarifas profundizaron un escenario que los investigadores denominan “pobreza residencial”: hogares donde gran parte del ingreso se destina a sostener servicios básicos, sin margen para ahorro o consumo.

Como estrategia defensiva, muchos trabajadores recurren al pluriempleo. Actualmente, el 12% de los ocupados mantiene más de una actividad laboral para compensar la pérdida de poder adquisitivo, una postal cada vez más frecuente entre docentes, empleados estatales y trabajadores del sector de servicios en el Gran La Plata.

Reforma laboral y clima de época

Mientras este cuadro se consolida, el Gobierno avanza con la versión final de la reforma laboral que enviará al Congreso en las próximas semanas, una iniciativa que ya generó el llamado a un paro nacional por parte de los estatales en rechazo al ajuste. En ese marco, un nuevo relevamiento de Randstad aporta un elemento clave: cómo se sienten hoy los trabajadores argentinos dentro de sus espacios laborales.

La encuesta, realizada sobre más de 4.000 personas en Argentina, Chile y Uruguay, revela que apenas el 58% de los trabajadores argentinos asegura sentirse valorado por su jefe. Un 39% se percibe “medianamente valorado” y solo un 18% se siente “muy valorado”, mientras que el 29% afirma sentirse poco valorado y el 14% directamente no se siente reconocido en absoluto.

A nivel regional, Argentina se mantiene en línea con Chile (59%) y Uruguay (57%) en cuanto al sentimiento de valoración, aunque los números muestran que la experiencia laboral cotidiana está lejos de ser plenamente satisfactoria.

Reconocimiento escaso y escucha limitada

El estudio también expone una falta de reconocimiento concreto: apenas el 22% de los trabajadores señala que su jefe siempre reconoce sus logros. Para el 46% esto sucede solo algunas veces y para un 32% nunca ocurrió.

En relación a la escucha activa, el 37% de los argentinos asegura que su jefe siempre tiene en cuenta su opinión, mientras el 43% indica que solo ocurre ocasionalmente y un 20% sostiene que nunca fue consultado.

Respecto al trato cotidiano, el 56% afirma no haber sufrido maltrato, aunque un 33% reconoce haber tenido experiencias negativas en alguna ocasión y un 2% sostiene que el maltrato es permanente. La relación general con la jefatura es considerada buena por el 46% de los trabajadores, neutra por el 41% y mala por el 13%.

Un dato que refleja cambios generacionales aparece en los vínculos digitales: el 30% de los argentinos tiene a su jefe como contacto en redes sociales, una práctica que, según Randstad, evidencia cómo millennials y centennials diluyen las fronteras entre lo personal y lo laboral, planteando nuevos desafíos para equilibrar cercanía, liderazgo y límites profesionales.

Un escenario que explica el malestar

Los datos de ambos estudios confluyen en un mismo diagnóstico: bajos salarios, aumento del costo de vida y climas laborales atravesados por la falta de reconocimiento componen un cóctel que explica el creciente malestar social en el mundo del trabajo.

En La Plata, donde el empleo público, educativo y de servicios tiene fuerte peso, la discusión por la reforma laboral no se limita a una disputa ideológica: se conecta de forma directa con la experiencia cotidiana de miles de trabajadores que, aun teniendo empleo, no llegan a cubrir la canasta básica y sostienen rutinas laborales cada vez más exigentes para sobrevivir.

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