El Bono de Ejercicio Profesional (BEP), el pago adicional que algunos médicos cobran por consultas y prácticas fuera de los valores fijados por obras sociales y prepagas, tuvo una nueva actualización en La Plata y la región. El tope máximo pasó a ser de $25.000, un salto relevante respecto del último ajuste realizado en enero, cuando se había fijado en $15.000.
La medida fue definida por los propios profesionales de la salud y apunta a achicar la brecha entre lo que pagan las obras sociales y el costo real de sostener una atención médica de calidad. El BEP no se cobra en clínicas ni sanatorios, sino exclusivamente en consultas particulares, y no es obligatorio: su aplicación depende del acuerdo entre médico y paciente.
Por qué sube el BEP y qué cubre
Desde el sector médico explican que el incremento responde a un escenario de costos en alza que no encuentra correlato en los honorarios que abonan las entidades financiadoras. Mantener un consultorio —alquiler, servicios, insumos, tecnología, personal auxiliar— es cada vez más caro, mientras que las actualizaciones arancelarias de obras sociales y prepagas llegan tarde y mal.
En ese contexto, el bono funciona como una válvula de escape para evitar la degradación de la atención o la ruptura masiva de convenios, una situación que dejaría a miles de afiliados sin acceso directo a sus profesionales de confianza, algo especialmente sensible en ciudades como La Plata, con fuerte concentración de servicios de salud.
Qué es el Bono de Ejercicio Profesional
El BEP no es una novedad. Surgió hace años por impulso de sociedades científicas y colegios médicos de distintas especialidades como respuesta a la llamada “crisis arancelaria” del sistema de salud. La idea fue crear una herramienta que permitiera reconocer la especialización, el tiempo dedicado a cada consulta y la experiencia del profesional, sin romper de plano con las obras sociales.
En la práctica, se trata de un pago adicional que abona el paciente y que, según el plan de cobertura, puede ser reintegrado total o parcialmente por la obra social o prepaga. No todos los afiliados logran ese reintegro, lo que alimenta el malestar y las discusiones en el mostrador… y en la sala de espera.
Un ajuste que vuelve a generar tensión
Como cada vez que se actualiza, el aumento del BEP reaviva tensiones dentro del sistema. Para muchos pacientes, el bono impacta de lleno en el bolsillo y genera temor a quedar en una situación incómoda si deciden no pagarlo. Desde el lado médico, el argumento es claro: sin una recomposición real de honorarios, la práctica se vuelve insostenible.
El nuevo tope de $25.000 marca, además, una señal de alerta sobre el deterioro del esquema de financiamiento de la salud privada y mixta, un tema que no suele ocupar los grandes títulos pero que se siente, consulta a consulta, en La Plata y toda la región.


