La discusión por el Presupuesto bonaerense y la Ley de Financiamiento escaló durante las últimas horas, en un clima político atravesado por la crisis económica y por una interna peronista que vuelve a complicar al gobierno de Axel Kicillof. Mientras el oficialismo intenta conseguir los votos para habilitar el endeudamiento, más de un centenar de organizaciones sociales, sindicales y comunitarias difundieron un mensaje directo a la Legislatura: “dejen la rosca de lado” y aprueben las herramientas que pide el Ejecutivo.
El reclamo desde los territorios: menos recursos, más crisis en los barrios
El documento difundido por las organizaciones advierte que la falta de financiamiento impactará de manera inmediata en los barrios populares, donde ya se sienten los efectos del ajuste nacional. Allí describen lo que consideran un “empobrecimiento salvaje” producto de las políticas de Javier Milei y alertan que frenar la Ley de Financiamiento dejará a la Provincia sin capacidad para sostener programas esenciales.
El comunicado enumera las consecuencias: menos alimentos, menos medicamentos para jubilados, recortes en educación y seguridad, paralización de obras de vivienda y menor apoyo a pymes y sectores productivos. También marca un punto sensible para municipios del interior y el Gran La Plata, donde los intendentes anticipan dificultades para sostener la asistencia social sin fondos frescos.
Las organizaciones aseguran que no aprobar la ley “es facilitar el plan de Milei” y remarcan que Buenos Aires ya fue desfinanciada en más de 13 billones de pesos. Para el sector, negar el endeudamiento en este contexto “es atentar contra la población y sus necesidades más básicas”.
La pulseada legislativa y una interna que no afloja
Lejos de resolverse, la discusión política se estancó en la Legislatura. Aunque ambas cámaras convocaron formalmente a sesión, ningún actor relevante cree posible tratar el paquete económico esta semana. En el oficialismo reconocen que “faltan horas hábiles” para destrabar un acuerdo que requiere movimientos administrativos y definiciones políticas.
La tensión interna del peronismo volvió a quedar expuesta. La Cámpora reactivó su intención de quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados, hoy en manos del massismo. Esa aspiración chocó de frente con el Frente Renovador, que busca retener el sillón que ocupa Alexis Guerrera y reclama además dos lugares en el directorio del Banco Provincia, ante la salida de Sebastián Galmarini y el histórico reclamo por el puesto que dejó Mario Meoni.
En paralelo, el massismo puja por avanzar en la Suprema Corte con Ramiro Gutiérrez como candidato propio. “No hay más margen para postergar”, sostienen en ese espacio, que exige cerrar los acuerdos ahora que Kicillof necesita los votos.
La discusión por cargos, lejos de ordenarse, alimenta el malestar en el propio oficialismo. Kicillof pretende colocar en la presidencia de la Cámara baja a Mariano Cascallares, otra jugada que vuelve a tensar el mapa interno.
La presión de los intendentes: fondos cortos y cuentas al límite
A la disputa entre La Cámpora, el massismo y el axelismo se sumó el reclamo de los intendentes por la distribución de los recursos del Presupuesto. Un informe que circula entre jefes comunales y legisladores muestra fuertes diferencias en la inversión per cápita proyectada para 2026 y encendió alarmas en varios distritos, incluidos algunos del Gran La Plata.
Los intendentes piden que el 8% del Fondo para Municipios no esté destinado exclusivamente a obras y pueda utilizarse para gasto corriente. “Los costos explotaron, la coparticipación viene en baja y hay municipios que no pueden pagar sueldos”, describen. Ese planteo sumó presión a una negociación de por sí trabada.
La oposición aguarda, pero con condiciones
Los bloques opositores adoptaron una estrategia clara: no se moverán hasta que el peronismo ordene su interna. Desde el radicalismo y el PRO aseguran que el acuerdo por el Fondo para los Municipios “está encaminado” y ya aceptaron que sea fijo en un 8% sin quedar atado al endeudamiento, un punto central en la pulseada con Intendentes.
También avanzó el reparto de cargos en el Banco Provincia: un sillón para el PRO, uno para el radicalismo-Encuentro Federal y un tercero para los sectores cercanos a los “libertarios blue”. Pero, aun así, no garantizan a Kicillof los votos necesarios mientras el oficialismo mantenga su conflicto interno abierto.
“La oposición no va a trabar el endeudamiento. El problema está adentro del peronismo”, admitió un legislador opositor.
Cuenta regresiva hacia el recambio legislativo
Si la sesión no se concreta esta semana, la negociación se trasladará a los días previos al 10 de diciembre, cuando asume el nuevo cuerpo legislativo surgido de las elecciones de septiembre. El recambio modificará la correlación de fuerzas y obligará a Kicillof a negociar desde cero con nuevos actores, entre ellos Sebastián Pareja, que sumará volumen propio desde el universo libertario.
Para aprobar el endeudamiento —equivalente a 3.035 millones de dólares— el gobernador necesita 61 votos en Diputados y 30 en el Senado, una mayoría especial de dos tercios prevista por la Constitución bonaerense.
El antecedente inmediato no es alentador: el año pasado, el oficialismo tampoco consiguió los votos y debió prorrogar el Presupuesto 2024. En ese momento, la responsabilidad de ese fracaso fue adjudicada tanto a la oposición como a resistencias internas. Y, a contrarreloj, el escenario parece repetirse.


