Perltas del cierre de listas: Animalista, provocadora y libertaria: Geraldine Prais vive con 25 mascotas, milita por Milei y fue confirmada en la lista de concejales en Esteban Echeverría. Con tatuajes visibles y errores ortográficos en su postulación, apuesta por romper el molde y disputar espacio desde la disrupción estética y emocional.
En el cierre de listas para las elecciones legislativas bonaerenses, un nombre inesperado irrumpió en el escenario político de Esteban Echeverría: Geraldine Prais, militante de La Libertad Avanza (LLA), activista animalista y fotógrafa del espacio libertario, fue confirmada como candidata a concejal en el puesto número 10.
Con 42 años y sin experiencia previa en cargos públicos, Prais vive en un monoambiente en Luis Guillón junto a 20 gatos y 5 perros rescatados de la calle. Su activismo se refleja no solo en su rutina diaria, sino también en su piel: lleva tatuadas frases como “No compres, adoptá”, “Castrate” y “No más pirotecnia”.
Además de participar en marchas contra el maltrato animal, promueve la castración como método de control poblacional.
Estética disruptiva y militancia
Su vínculo con el espacio libertario comenzó como fotógrafa en actos partidarios, donde retrató figuras como Juliana Santillán, Leila Gianni y Ramiro Marra. También está conectada con la Escuela de Formación, Debate y Análisis Político que impulsan Sebastián Pareja y Carlos Curestis, referentes del armado libertario en la provincia.
La candidatura de Prais generó revuelo en redes sociales, no solo por su estética disruptiva, sino por los errores ortográficos en el anuncio de su postulación: escribió “consejal” en lugar de concejal y “derrepente” como una sola palabra. Lejos de retractarse, respondió con humor: “Ya fue, así lo escribí y quedará. Consejal, concejal, jaja perdón”.
Aunque su lugar en la lista no garantiza una banca, su irrupción pone en evidencia la estrategia libertaria de apostar por perfiles virales y disruptivos. En un distrito donde la política tradicional domina, Geraldine Prais representa una narrativa alternativa: la de una militante que mezcla devoción por Milei, activismo animalista y estética provocadora.
