Mientras AUBASA amplía su red de fotomultas en la Autopista Buenos Aires–La Plata, los usuarios denuncian un abandono cada vez más evidente en materia de seguridad. La falta de patrullaje, los reiterados ataques con piedras y la ausencia de medidas preventivas generan una creciente sensación de desprotección en uno de los corredores más transitados del país.
La concesionaria sumó recientemente cuatro nuevos tótems de control de velocidad, ubicados en puntos estratégicos: dos en el puente de Villa Elisa (uno en cada sentido), otro en el kilómetro 31 hacia Buenos Aires y uno más en el kilómetro 14 en dirección a La Plata. Estos dispositivos, que detectan excesos de velocidad y capturan patentes en tiempo real, generan multas automáticas que oscilan entre $215.250 y $1.435.000, según el caso.
Desde AUBASA aseguran que la medida apunta a “reforzar la seguridad vial”. Sin embargo, entre los usuarios frecuentes, gremios del transporte y organizaciones de defensa del consumidor, la lectura es distinta: denuncian que la prioridad de la empresa parece ser la recaudación, mientras los problemas estructurales de inseguridad se agravan semana a semana.
Inseguridad al alza y sin respuestas
Los ataques con piedras a vehículos particulares y colectivos se han vuelto moneda corriente en varios tramos de la autopista, especialmente en los accesos cercanos a La Plata. El episodio más reciente ocurrió esta semana, cuando un micro de la línea 195 de la empresa Metropol fue agredido a la altura del Arroyo El Gato, cerca de la bajada de avenida 520. Si bien no hubo heridos, el pánico entre los pasajeros reavivó la preocupación por la falta de medidas concretas.
Este no fue un caso aislado. El 2 de julio, un colectivo de Misión Buenos Aires fue atacado con una lluvia de piedras al ingresar a la autopista, provocando heridas en una pasajera. Días antes, el 29 de junio, otro micro de la Costera Metropolitana sufrió un hecho similar, también con lesiones. Y en abril y junio ya se habían denunciado casos en las zonas de acceso a la autopista, sin ninguna intervención efectiva por parte de las fuerzas de seguridad.
La ausencia de patrullaje es una constante. Ni móviles de AUBASA ni presencia policial se hacen visibles con regularidad en los tramos más conflictivos. “En la Autopista Buenos Aires-La Plata no hay recorridos preventivos ni atención a emergencias. Es una concesión escandalosa”, sentenció Ricardo Lasca, coordinador del Comité Nacional de Defensa Vial. Y agregó: “No solo falta seguridad, tampoco hay colectoras paralelas como sí tienen otras autopistas importantes del país”.
Recaudar por sobre proteger
La instalación de los nuevos tótems, que implican una inversión millonaria en tecnología, se da en un contexto donde los usuarios reclaman una inversión igual o mayor en medidas de seguridad física: más patrulleros, cámaras, iluminación adecuada y barreras de contención.
En un país golpeado por la inflación y la crisis económica, los altos montos de las multas contrastan con la nula respuesta ante emergencias. El malestar crece especialmente en sectores que utilizan la autopista diariamente, como choferes de transporte interurbano, trabajadores que se trasladan entre La Plata y el AMBA, y vecinos de zonas aledañas.
Desde hace meses, distintas organizaciones exigen que el gobierno provincial y AUBASA tomen cartas en el asunto. Denuncian que el corredor se ha transformado en un “territorio liberado” donde nadie responde ante los hechos de violencia, y donde el foco parece estar puesto exclusivamente en sancionar al usuario, sin ofrecerle garantías mínimas de seguridad.