El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a marcar el ritmo de la agenda internacional con una declaración que combinó elogios, advertencias y un guiño económico a la gestión de Javier Milei. A bordo del Air Force One, el mandatario norteamericano reveló que su gobierno analiza reabrir el mercado de carne argentina, cerrado hace años por motivos sanitarios y comerciales. Pero el anuncio llegó con una frase demoledora: “Están muriendo. ¿De acuerdo? Están muriendo”.
Un respaldo político con tono crudo
Trump justificó su intención de retomar las compras a la Argentina en su sintonía con Milei. “Argentina está luchando por su vida. No tienen dinero, no tienen nada. Si puedo ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre, lo haré. Me agrada el presidente argentino, creo que está tratando de hacer lo mejor que puede”, afirmó el republicano ante los periodistas que lo acompañaban.
La relación entre ambos mandatarios se fortaleció en los últimos meses, especialmente tras la reunión bilateral en Washington. En aquel encuentro, Trump le expresó a Milei su apoyo explícito antes de las elecciones legislativas argentinas. Incluso llegó a advertir: “Si gana un socialista o un comunista, no seremos generosos con la Argentina”.
Un “salvataje” de USD 40.000 millones y la sombra de China
El presidente norteamericano también se refirió al paquete financiero que impulsa su administración, valuado en unos 40.000 millones de dólares, destinado a apuntalar la economía argentina y evitar un colapso en medio del ajuste libertario.
“Nosotros rescatamos a Argentina por 40.000 millones de dólares, pero ellos le venden soja a China, mientras nuestros agricultores se hunden por las políticas arancelarias”, se quejó, dejando en claro las tensiones geopolíticas que atraviesan la relación entre Buenos Aires, Washington y Pekín.
Más allá del tono crítico, el gesto de Trump representa una señal concreta de respaldo político y económico hacia Milei. La posibilidad de que Estados Unidos vuelva a comprar carne argentina implicaría un alivio para el campo y un ingreso adicional de divisas, en un contexto de reservas limitadas y presión cambiaria.
Milei: “No hay condicionamientos, hay una visión estratégica”
Desde la Casa Rosada, el presidente argentino buscó restarle dramatismo a las declaraciones de su par estadounidense. “Eso fue una mala interpretación. Mientras estemos nosotros o alguien que defienda las ideas de la libertad, el apoyo de Estados Unidos va a estar garantizado”, explicó Milei.
El mandatario también descartó que el respaldo financiero implique concesiones sobre la soberanía nacional: “Trump entiende que Argentina puede ser un aliado estratégico en la región. Hay un cambio de enfoque: ahora se premia a los aliados y no a los adversarios”.
Según el Gobierno, el nuevo vínculo bilateral se enmarca en una política exterior más alineada con la visión norteamericana, impulsada por figuras como Marco Rubio, quien promueve una estrategia regional que prioriza a países aliados frente a la influencia de China.
Comercio y política: una alianza en construcción
El reciente acuerdo rubricado en Washington busca reducir aranceles recíprocos y fortalecer el comercio bilateral. Estados Unidos es el tercer socio comercial de la Argentina, detrás de Brasil y China, y su eventual decisión de abrir el mercado cárnico podría generar un impacto positivo en las exportaciones nacionales.
“Compraríamos carne de res de la Argentina. Si lo hacemos, bajaremos los precios de la carne”, afirmó Trump, dejando entrever que su decisión también apunta a moderar la inflación alimentaria en su país.
El paquete de cooperación incluye, además, un swap por USD 20.000 millones, la posibilidad de nuevos créditos privados y la intervención del Tesoro estadounidense en el mercado argentino para contener la volatilidad del dólar y del riesgo país.
Una relación atravesada por la necesidad
Las declaraciones de Trump exponen el delicado equilibrio entre la necesidad económica argentina y la oportunidad política que representa para el mandatario estadounidense mostrarse como un líder capaz de “rescatar” a sus aliados.
En ese contexto, la frase “Argentina está muriendo” sintetiza tanto la crudeza de su discurso como la dependencia de la economía local de los gestos externos. Para Milei, el desafío será transformar ese respaldo condicionado en un vínculo sostenible que no se limite a la retórica.