En junio, el Índice de Precios al Consumidor registró una suba del 1,6%, por debajo de lo previsto por consultoras y analistas del mercado. Sin embargo, este alivio estadístico no se traduce necesariamente en una mejora real en el poder adquisitivo de los hogares: una familia tipo necesitó $1.128.398 para no ser considerada pobre, según informó el INDEC.
Aunque el dato inflacionario representa una leve suba del 0,1% respecto a mayo y confirma una tendencia a la desaceleración, los precios de los bienes básicos siguen en ascenso. La Canasta Básica Total (CBT), que incluye alimentos y otros bienes y servicios esenciales como transporte, educación y vestimenta, aumentó también un 1,6%. En términos interanuales, la CBT registró una suba del 29,2%, y en lo que va del año acumula un incremento del 10,1%.
La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define el umbral de indigencia al contemplar únicamente alimentos esenciales, subió 1,1% en junio. El aumento interanual en este rubro fue del 28,7% y acumula una suba del 12,6% en el primer semestre del año.
¿Cuánto necesitó cada hogar para no caer en la pobreza o la indigencia?
Una persona adulta necesitó al menos $365.177 para no ser pobre, mientras que un hogar conformado por tres integrantes (por ejemplo, una mujer de 35 años, su hijo adolescente y su madre mayor) necesitó $898.336. Para una familia tipo de cuatro personas, el piso fue de $1.128.398. Y si se trata de una pareja con tres hijos pequeños, el umbral ascendió a $1.186.826.

Respecto a la línea de indigencia, una persona sola requirió $163.757, una familia de tres personas necesitó $402.841 y un hogar tipo de cuatro integrantes debió contar con ingresos por al menos $506.008. En el caso de cinco personas, la cifra trepó a $532.209.
El detrás de la inflación: subas sectoriales y la presión del ajuste
Si bien la inflación de junio fue la más baja desde 2019, los aumentos sectoriales muestran una presión sostenida sobre los bolsillos. El mayor incremento fue en Educación (3,7%), afectando directamente a quienes abonan cuotas de escuelas privadas. Le siguieron Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (3,4%), empujados por subas en alquileres, expensas y tarifas.
Otros rubros con alzas relevantes fueron Bebidas alcohólicas y tabaco (2,8%), Recreación y cultura (2,5%) y Salud (2,2%). Restaurantes y hoteles también subieron un 2,1%. En contraste, Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,6%) y Prendas de vestir y calzado (0,5%) tuvieron los menores aumentos del mes.
El presidente Javier Milei no dejó pasar la oportunidad de celebrar el dato, respaldando a su ministro de Economía, Luis Caputo, y lanzando un nuevo exabrupto contra sus críticos, a quienes calificó como parte de “mandrilandia”. Desde el oficialismo destacaron que la inflación acumulada en el primer semestre (15,1%) contrasta con el 79,8% del mismo período de 2024, señalando esto como evidencia del “éxito del plan de estabilización”.
No obstante, la suba sostenida del dólar en las últimas semanas y la falta de un plan de reactivación del consumo ponen en duda la sostenibilidad del esquema actual. La estabilidad nominal puede calmar algunos indicadores macro, pero los hogares siguen corriendo detrás de precios que no bajan.
Un escenario aún restrictivo para el bolsillo platense
En La Plata y el Gran La Plata, donde los niveles de informalidad laboral y desempleo superan la media nacional, el costo de la canasta básica representa una carga difícil de sobrellevar para miles de familias. Si bien la inflación baja es un dato positivo, el problema de fondo —los ingresos por debajo del nivel de subsistencia— sigue sin resolverse.