La investigación sobre el fentanilo adulterado expone la trama oculta entre el laboratorio implicado y el empresario K Lázaro Báez: visitas a la cárcel, sociedades compartidas y vuelos privados con escala en Río Gallegos.
La investigación judicial por la muerte de al menos 53 personas tras la administración de fentanilo adulterado en clínicas argentinas destapó algo más que un drama sanitario. Documentos societarios, registros oficiales y actas judiciales revelan una conexión directa entre Ariel García Furfaro —dueño del laboratorio HLB Pharma— y el empresario kirchnerista Lázaro Báez.
Una sociedad en común: Top Air SA
En el corazón del entramado aparece Top Air SA, una empresa de vuelos privados que aún figura domiciliada en Libertad 141, Río Gallegos, sede histórica de Austral Construcciones. Allí, la Justicia decomisó parte de la flota aérea de Báez. Según los registros, García Furfaro integró esa firma junto a Walter Zanzot, contador condenado por lavado de dinero y protagonista de los videos de “La Rosadita”.
Zanzot presidía también Aviación del Atlántico Sur SA, que gestionaba el hangar de San Fernando donde operaban los jets de Báez. En ese mismo hangar descansa hoy un Learjet 31A, matrícula LV-BFE, propiedad de García Furfaro, con antecedentes de vuelos frecuentes a Paraguay.
El domicilio compartido con Austral
Otro dato clave: el domicilio alternativo de Top Air SA es Yerbal 1021, 5°A, CABA, propiedad de Nilda, madre de Ariel y Damián García Furfaro. En esa misma dirección Austral Construcciones radicó una empresa satélite semanas antes de la detención de Báez en abril de 2016.
Visitas a la cárcel y maniobras para evitar embargos
Según fuentes judiciales, García Furfaro y Zanzot visitaron a Báez en prisión en varias oportunidades. Además, colaboraron con contadores del empresario K en maniobras para esquivar embargos judiciales, incluyendo el traspaso de aeronaves y el uso de sociedades pantalla.
Más allá del laboratorio
El grupo empresarial de los García Furfaro no se limita al rubro farmacéutico. También incursionaron en medios de comunicación —como el canal IP— y en el negocio aeronáutico, con empresas como Adan Producciones, utilizada para adquirir parte del hangar de San Fernando y operar vuelos privados.