En medio del vendaval Espert, el Presidente recibió al líder del PRO en la Quinta de Olivos para consolidar la alianza política y definir estrategias legislativas. La ausencia de Patricia Bullrich marca un nuevo equilibrio interno, mientras Milei y Macri buscan sincronizar sus movimientos tras un año de distancia.
Javier Milei y Mauricio Macri volvieron a verse las caras en un encuentro reservado pero cargado de simbolismo. La reunión se realizó en la Quinta Presidencial de Olivos, lejos de los flashes pero cerca de los núcleos de poder. El objetivo: consolidar la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO, y avanzar en una hoja de ruta legislativa que permita sostener la gobernabilidad.
Según fuentes cercanas, el clima fue cordial y estratégico. Se discutieron temas clave como el paquete de reformas económicas, la relación con los gobernadores y la necesidad de articular mayorías parlamentarias. Ambos líderes coincidieron en que “la unidad es indispensable” para enfrentar los desafíos del último trimestre del año.
La silla vacía de Bullrich: ¿distancia o desplazamiento?
La gran ausente fue Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad, que había sido clave en el armado electoral y en los primeros meses de gestión, no participó del encuentro. Su ausencia fue interpretada como una señal de reposicionamiento interno: Milei y Macri buscan una relación más directa, sin intermediarios ni tensiones.
En el PRO, algunos dirigentes ven con preocupación el desplazamiento de Bullrich del eje decisional. Otros, en cambio, celebran el acercamiento entre los dos principales referentes de la alianza, convencidos de que la estabilidad política requiere acuerdos de cúpula.
Rumbo legislativo: pactos y pragmatismo
El encuentro también sirvió para delinear una estrategia legislativa común. Con un Congreso fragmentado y una oposición que empieza a reconfigurarse, Milei necesita el respaldo del PRO para avanzar con sus proyectos. Macri, por su parte, busca mantener influencia sin quedar atrapado en la interna libertaria.
Se habló de reformas tributarias, acuerdos con gobernadores y posibles concesiones para destrabar iniciativas clave. El pragmatismo fue el tono dominante: menos épica, más cálculo.