Partiendo de un nutrido encuentro en Ensenada, Axel Kicillof se trasladó hacia Avellaneda, acompañando al intendente Jorge Ferraresi en la puesta en marcha del Centro Cultural Kirchner, emplazado en la emblemática Isla Maciel.

Desde aquel enclave cultural, Kicillof no escatimó en palabras contundentes, señalando la urgencia de erigir una alternativa al Gobierno actual, encabezada por figuras que comprendan y representen genuinamente al pueblo.

En el homenaje a Néstor Kirchner y su trascendental victoria electoral en 2003, el mandatario bonaerense arremetió contra la oposición, alertando sobre los peligros de la ley bases y clamando por el rechazo del DNU en la Cámara de Diputados. "Hoy en el Congreso se fraguan los sueños de transformación regresiva", advirtió, mientras la multitud absorbía cada una de sus palabras con devoción.

La travesía de Kicillof culmina en Quilmes, donde se reunirá con la intendenta Mayra Mendoza y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En cada paso de su recorrido, el gobernador estuvo acompañado por Ferraresi y funcionarios locales y provinciales, así como destacados referentes culturales, mientras cientos de militantes aguardaban ansiosos afuera del recinto para escuchar los discursos que resonaban con fuerza desde el escenario.

Con un escenario saturado y el coro unísono de "Néstor no se murió", los presentes fueron envueltos en un remolino de recuerdos y promesas. En un emotivo discurso, Kicillof exaltó la figura del expresidente Kirchner como el arquitecto de una nueva era en Argentina, aquel que "cambió la historia" en los albores del siglo XXI, rescatando la industria nacional y adoptando una perspectiva latinoamericanista que reverbera hasta nuestros días.

Sin titubear, el gobernador equiparó las políticas neoliberales del pasado con las del presente, denunciando los estragos del actual Gobierno y llamando a la defensa del país ante las embestidas del ultraderechista Javier Milei. "Ganó Néstor, y el pueblo supo conservar su energía y su conciencia", proclamó, subrayando la responsabilidad de los dirigentes en honrar esa confianza depositada en las urnas.

Con un grito de guerra en defensa de la provincia y la soberanía nacional, Kicillof cerró su intervención con un llamado a la acción: "Es con movilización, con calle y con lucha que vamos a defender lo nuestro y conquistar nuestro futuro". En medio de los vítores y aplausos, resonó el compromiso de un líder dispuesto a batallar por los ideales que enarbola.