En su primer acto político luego de un prolongado silencio de siete meses, Cristina Kirchner irrumpió en el escenario con un discurso enérgico y cargado de críticas hacia el gobierno de Javier Milei, así como también hacia la situación interna del peronismo y las políticas del Frente de Todos.

La exvicepresidenta no escatimó en sus críticas al gobierno de Milei, argumentando que carece de un plan de estabilización y calificando su gestión como un ejemplo de "anarcocolonialismo". Además, instó a que se dé un "golpe de timón" para cambiar el rumbo económico del país.

Sin embargo, uno de los puntos más destacados de su discurso fue su intervención en la interna peronista. Kirchner se mostró disciplinadora, intentando poner orden en las filas del peronismo y al mismo tiempo dejando en claro su posición frente a las críticas que enfrenta dentro del movimiento.

Al lado de la intendenta camporista Mayra Mendoza, con quien ha tenido visibles diferencias con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, reafirmó su pertenencia al "movimiento nacional", señalando que este abarca tanto a peronistas no kirchneristas como a kirchneristas no peronistas.

En cuanto a su gobierno anterior, Kirchner reconoció errores pero no esquivó la responsabilidad, afirmando que no fueron elegidos por "buenos modales" y criticando la falta de debate real sobre los problemas que afectan a la gente. Hizo un llamado a la acción y la discusión sobre cuestiones relevantes, como el costo de vida y las facturas de servicios, en lugar de perder tiempo en discusiones estériles.

Ya ordenadora, exclamó que "no es hora de reproches" y pidió: "Hay mucho burro suelto y unos cuantos vivos que aprovechándose de esa burrez instalan cosas que no son. No podemos salir a la bartola y salir a los canales de TV a putear a un compañero. Vayan a hablarle de lo que le importa a la gente, por qué me llega una factura (de servicios) tan alta”. Y volvió sobre el mismo punto: “¡Hay que salir a discutir estas cosas, no pelotudeces! Están discutiendo para ver cómo cambian la vida de los dirigentes. Hay que empezar a trabajar y discutir para mejorar la vida de la gente”.

Dirigiéndose a la clase media, Kirchner recordó la expansión de las prepagas durante su gobierno y destacó que, a pesar de las críticas, siempre los "queremos igual".

Notablemente ausente durante el evento estuvo el gobernador Axel Kicillof, lo que no pasó desapercibido para los observadores políticos. Su silla vacía en el escenario marcó una clara tensión en el evento y plantea interrogantes sobre la relación entre la ex presidenta y el actual mandatario bonaerense.

En un gesto final, Kirchner se acercó a saludar a los militantes presentes, reafirmando la necesidad de reclamar a los dirigentes coraje, convicción y organización para enfrentar los desafíos que enfrenta el país.