El precio del pan volverá a aumentar en los próximos días a nivel nacional. Así lo confirmó Miguel Di Betta, presidente de la Federación Argentina de la Industria del Pan (FAIPA), quien advirtió que la suba responde al fuerte encarecimiento de los insumos esenciales para la producción.
“Hay productos que aumentaron más de un 100%”, sostuvo el dirigente, al tiempo que explicó que, a pesar del esfuerzo por sostener precios, la baja en las ventas y el desbalance en los costos están llevando al límite al sector. El incremento alcanzará también a las panaderías de la ciudad de La Plata, donde los comerciantes ya evalúan nuevos precios.
En diálogo con Radio Splendid, Di Betta señaló que el encarecimiento de materias primas como la grasa y la margarina está directamente vinculado con la caída de las importaciones y la menor disponibilidad de cebo, derivada del freno en la faena de carne. “El sector ya no resiste”, resumió.
A esto se suma el impacto de las tarifas: según el titular de FAIPA, una panadería con alrededor de una docena de empleados puede recibir facturas de electricidad por encima de los 5 millones de pesos mensuales. En ese contexto, también crece la preocupación por la competencia desleal. “Muchas panaderías trabajan con empleados en negro y eso genera una distorsión en todo el rubro”, advirtió.
Desde la provincia de Buenos Aires, referentes del sector sostienen un diagnóstico similar. Martín Pinto, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Merlo y miembro de la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN), advirtió que la situación “es crítica” y que el ajuste de precios no alcanza para resolver el problema de fondo.
“Las ventas cayeron un 50% y ya cerraron más de 1.400 panaderías en todo el país”, precisó Pinto. En su análisis, el consumo se encuentra condicionado por el poder adquisitivo de las familias. “La gente compra lo que puede, no lo que quiere”, lamentó.
En ese marco, señaló que muchos pequeños y medianos empresarios del sector hoy se endeudan no para invertir, sino para afrontar gastos básicos como aguinaldos o el pago de servicios públicos. Además del encarecimiento de materias primas y tarifas, mencionó el impacto de los impuestos provinciales y municipales.
“La carga fiscal y el costo de producción hacen insostenible mantener muchos negocios abiertos. Por eso también crece el trabajo clandestino, que opera sin pagar impuestos ni salarios y que, además, representa un riesgo sanitario para la población”, alertó el referente de CIPAN, al hacer referencia a los productos elaborados sin controles ni condiciones de higiene.
En La Plata, los panaderos no están ajenos a esta realidad: los costos se desbordan y la caída del consumo obliga a recalcular márgenes constantemente. Con una demanda en retroceso, la rentabilidad se reduce y el fantasma del cierre se instala en cada vez más locales de barrio.